Gente que Cuenta

El carro del doctor,
por Getulio Bastardo

Luca Parmeggiani Atril press
Luca Parmeggiani,
Estacionado, s/f

El doctor había llegado hacía poco al pueblo e inmediatamente hizo amigos.

Al terminar la consulta al final de tarde y después de cenar en casa de una vecina que se había ofrecido a atenderlo en sus almuerzos y cenas, se dirigía a la casa del señor Rodríguez, un comerciante, donde se reunía con el jefe de la junta comunal y el cura del pueblo.

Eran las personas más influyentes del lugar y allí iba a conversar, a hablar de política y de los asuntos de la localidad. Quería involucrarse en la resolución de esos problemas; eso lo tenía en la cabeza desde que en las clases de Salud Pública de la facultad de Medicina le dijeron que el médico debía convertirse en el líder de su comunidad.

Pero primero tenía que enfrentarse contra comadronas, curanderos, brujos y las creencias populares, casi en contra de la medicina. Tanto era el rechazo que después de la consulta de mujeres embarazadas, a quienes se les proveía de algunas medicinas como ácido fólico, hierro y poli vitaminas, estas se encontraban tiradas en la calle. Y una comadrona a quien intentaba explicarle los mecanismos del parto y la asepsia que debía cumplir durante el alumbramiento le dijo: “Usted nunca ha parido”.

Al costado de la medicatura rural vivía el señor Pierre, espiritista venido de Trinidad, quien sufría del corazón y el médico lo trataba. Tenía una especie de santuario y curaba mediante una pirámide de cristal con la que escudriñaba o examinaba a las personas. Se hicieron amigos.

Había otro curandero que vivía un poco lejos, más allá de la entrada del pueblo. Se llamaba Justo Pastor y no iba a la consulta, pero la esposa sí.

Una tarde, después de cenar, estaba el doctor conversando con el bodeguero, sentados los dos en la puerta del negocio, esperando al presidente de la Junta y al cura que estaba dando una extrema unción por tercera vez a un moribundo (esta es otra historia). Su carro estaba parado enfrente, había pocos automóviles en el pueblo.

En eso llega presuroso un hombre joven, un tanto angustiado e interrumpe la conversación de los señores y pregunta: “¿de quién es ese carro que está ahí?”
El señor Rodríguez responde. “Es del doctor aquí presente. ¿Por qué́?”
“Mi hijo está enfermo y quiero llevarlo donde Justo Pastor”, replicó el hombre.

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Getulio Bastardo
Médico psiquiatra clínico, profesor universitario jubilado en Venezuela y activo en Perú, casado, con seis hijos y seis nietos. Soy un viejo feliz
getuliobastardo@yahoo.com.mx

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