Ilustración: Douglas Chaffee
Fuente: https://www.nationalgeographic.com/
Tengo por Manolo la mayor admiración, pero, de vez en cuando, me muestra su cara menos agradable. Según él, lo hace para evitar la rutina, pero yo creo que, en el fondo, le divierte y lo hace solo por eso.
Hace unos días, entraba yo al café de costumbre cuando, desde una mesa del fondo, Manolo me hacía señas para que me acercara. Lo acompañaba un joven de aspecto enfebrecido que me recordaba un retrato de Edgar Alan Poe. Manolo me lo presentó como Fabrizio y me dijo que tenía algo que me podía interesar mucho, luego dijo que iba a buscar un té y nunca más regresó a la mesa.
Resultó que Fabrizio no me dejó libre hasta que me mostró todos y cada uno de los documentos que había recopilado, almacenado, interpretado y preparado para demostrar que hay vida en Marte, que ya algunas avanzadas marcianas nos visitaron en determinadas fechas, y que la invasión total se iba a producir en septiembre del 2047. Me pedía que la revista para la que trabajo publicara esos documentos y emitiera una serie de números para preparar al mundo ante lo inevitable.
Vengativamente, esperé que la desaparición de Manolo hubiera sido porque algún grupo de espías marcianos se lo había llevado, aunque sabía perfectamente que lo había hecho para dejarme a mí el paquete de lidiar con el iluminado Fabrizio sin tener que causarle una desilusión demasiado dolorosa. Hice lo mejor que pude y prometí contemplar la posibilidad que me planteaba.
Dos cuadras más allá, encontré a Manolo sentado en una terraza.
─ Muchas gracias ─ le dije sin disimular la ironía.
─ Eras la persona adecuada, no fue nada personal.
─ ¿Por qué?… quizás no sea verdad todo lo que Fabrizio dice, pero ¿tú no crees que haya vida en otros planetas? ¿tanto te costaba explicárselo?
─ Exactamente. Por eso eres la persona adecuada, porque te interesa algo que para mí no tiene ninguna importancia… y no lo digo por descalificar, simplemente es un hecho. Manolo se dedicó a exponer que no le interesa hacerse preguntas del tipo “¿hay vida en Marte o en Alfa Centauro?” porque las respuestas no alteran el hecho de tener que vivir aquí, ahora, y día a día.
─ ¿O es que acaso vas a dejar de trabajar porque haya marcianos? ¿no vas a comer más?… ¿qué va a cambiar en tu vida si hay marcianos?
Me quedé pensando y eso es muy peligroso porque Manolo aprovecha cualquier vacilación.
─ Mejor que preguntarnos si hay vida en Marte es preguntarse qué tipo de vida hay en la Tierra ¿no te parece?
Profesor universitario de Literatura del Renacimiento y Teatro Contemporáneo. Escritor de ficción para cine, televisión y literatura, especialmente policial. Sus novelas “Por poco lo logro” y “Serpientes en el jardín” se consiguen en Amazon. Ha creado y dirigido Diplomados de Literatura Creativa y de Guion audiovisual en la Universidad Metropolitana de Caracas. Actualmente mantiene un programa de cursos virtuales relacionados siempre con la Narrativa en todas sus formas.
josemanuel.pelaez@gmail.com