
Fuente: https://publicdomainreview.org/collection/hypnotism-posters-ca-1900/
Sucedió en el club de playa al que solía ir con mis padres cuando era niña.
Tendría yo unos ocho años cuando llevaron a un hipnotizador, creo que lo llamaban “El Tercer Ojo”.
El cine se llenó de gente, claro a los niños no nos dejaban entrar, pero yo presencié todo por un huequito.
No entendí nada de lo que dijo el hipnotizador, pero recuerdo con claridad que, al terminar de hablar, llamó al escenario a los que habían quedado “hechizados” por decirlo de una manera.
Recuerdo que les daba órdenes, que ellos obedecían. Hace frío, y todos tiritaban. Hace calor, y se quitaban la ropa. Hay ratones, y se subían a las sillas y hacían como si los espantaran con una escoba.
Por definición la hipnosis, ese estado alterado de la mente, también llamado trance, es una condición humana que implica una atención enfocada y una capacidad mejorada de responder a la sugestión. Hoy en día se utiliza con fines terapéuticos.
Nunca en la vida lo he considerado, pero me interesó esa forma de comunicación por medio de la palabra para lograr sensaciones de seguridad, de consideración, de cuidado, de deleite.
Como he estado un poco preocupada los últimos días, debido a esos “obstáculos en la vida que son la vida”, decidí comenzar una sesión de hipnosis.
Me dejé llevar por las palabras lentas, cadenciosas, intensas.
En pocos segundos caí en trance.
El hipnotizador comenzó a darme comandos, igual que en mi recuerdo de infancia.
- No existe el tiempo, diviértete con él, me dijo.
- No existen las distancias, salta a nuevos continentes, continuó.
- Hay puentes entre el cielo y la tierra, crúzalos cuando quieras.
- Desafía la historia, las lenguas ancestrales, los abismos.
Cada orden me transportaba a un recuerdo, a un deseo, a una caricia, a un amor, a un beso.
Mi hipnotizador, que por cierto se llama Coleridge, chasqueó los dedos y terminó con estas palabras:
“El barco se ha quedado de repente en una calma”.
Igual que yo.
Salí de mi trance y cerré mi libro de poemas, mi tercer ojo: Poetas Románticos Ingleses.

(UCAB 1985).
Escritora y aprendiz de poeta por vocación.
De su paso por la ingeniería surgieron sus Cuentos de Oficina (1997), otra manera de ver al mundo corporativo. Entre sus últimas publicaciones se incluyen sus reflexiones sobre el duelo, Hopecrumbs (2020) (www.hopecrumbs.com) y “The Adventures of Chispita” (2021), una alegoría de la vida en el vientre materno. (www.chispita.ca)
Hoy en día comparte sus “meditaciones impulsivas” desde Calgary, Canadá, ciudad donde reside.
leonorcanada@gmail.com