Gente que Cuenta

Introducción a la neolengua, por Victorino Muñoz

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Mel Bochner,
El lenguaje no es transparente, 1999

 

Por ahí se vienen cambios. Atentos aquellos que usan el lenguaje para burlarse de los demás. Ya no va a ser posible la mofa o el escarnio. Ay de Quevedo, Moliere y otros grandes sarcásticos de la historia de la literatura (suerte que tuvieron de no nacer en estos tiempos).

Tomen nota de lo siguiente:

  • Malnacido (espero me disculpen) debe reemplazarse por locuciones del tipo: “persona cuya madre experimentó un difícil trabajo de parto”, o bien “dícese de aquel cuyo nacimiento tuvo lugar en circunstancias particularmente complicadas”.
  • Queda eliminado el uso de la palabra chismoso, chismosa y sus variantes. En su lugar se sugiere: “persona con un desmedido interés por la vida de otros y con escasa preocupación por sus propios asuntos”.
  • Ya no se le puede decir a alguien cochino o mal bañado (aunque sea, en efecto, desaseado), sino “individuo con escaso acceso a los servicios de higiene personal”.
  • Imbécil debe reemplazarse también. Una opción sería: “mire, persona con corto grado de entendimiento y que solo hace uso de la palabra para añadir informaciones carentes de sustancia, ¿podría permanecer en silencio por el tiempo que dure la reunión, o incluso un poco más?”
  • Otro posible ejemplo: “me enamoré como alguien que no atina a encontrar razones ni en lo que le explican ni en lo que quiere decir” (o sea, como idiota).
  • Ya no se podrá decir pobre, mucho menos miserable, sino “ciudadano cuyo salario familiar promedio se encuentra muy por debajo del costo de la canasta de consumo normativa fijada para la fecha, de acuerdo con el índice vigente de precios al consumidor” (de hecho, se está pensando, seriamente, cambiar el título de una novela de un célebre escritor francés; luego les cuento).
  • No se dice “negro”, sino “persona cuya mayor concentración de melanina en la piel no se debe a la contínua exposición al sol”.

Y aún hay más. Estos son tan solo unos pocos ejemplos. A la larga lista deben añadirse: delincuente (oficio que consiste en despojar a otros de sus pertenencias), estafador (profesional dedicado a la incautación de valores diversos), prostitución (servicio de intercambio de placeres por valores monetarios), etcétera.

Lo malo de todos estos cambios es que me va a costar mucho escribir. Y a lo mejor ya no me querrán publicar, porque los textos resultarán larguísimos. Aquí solo me permiten 2000 caracteres (de hecho, creo que me pasé).

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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