La extinción de la estupidez,
por Victorino Muñoz

En el contexto de las observaciones que he venido haciendo en las redes sociales, de las cuales soy también usuario frecuente (así que no critico por desconocimiento), he notado una tendencia bastante acentuada.

La misma consiste en colocar una imagen o incluso reproducir una publicación solo para decir o mostrar a otros lo estúpidas que pueden llegar a ser algunas personas; lo cual resulta para mí algo bastante contradictorio.

Y es que con esta práctica lo único que consiguen es visibilizar aún más dichas publicaciones. Incluso, les dan aliento a quienes la hicieron, reforzando aquello que critican.

Y es que si alguien dijo una tontería y mil le hicieron comentarios y otros 500 compartieron la imagen o escrito en cuestión, aunque fuera para criticar, mañana esa misma persona, u otra, hará algo aún más tonto, para ganar la tan ansiada notoriedad.

Hasta donde sé, nadie deja de ser idiota solo porque le digan que es idiota. Si así fuera, ya tendríamos resuelto el mayor problema de la humanidad. Pero me temo que hay muchos a quienes más bien les gusta hacer de payasos, pasando por mentecatos o algo peor.

De este modo, terminamos por ser como el papá que le da el chupete al niño queriendo calmar el berrinche: solo consigue invertir el orden de los factores, logrando que el niño haga el berrinche, no porque algo le molesta, sino para obtener aquello que le agrada.

Ahora, dentro del Análisis Conductual Aplicado (ABA por sus siglas en inglés), se habla de una técnica llamada extinción, la cual se define como la “retención voluntaria del reforzador que en un pasado había aumentado la conducta que deseamos reducir o cesar y sustituir funcionalmente por otra conducta adecuada”.

Se dice que la eficacia de este principio de aprendizaje ha sido comprobada en cientos de estudios científicos, considerando que, si la recompensa que motiva la conducta no se presenta, tiene sentido que el comportamiento disminuya con el tiempo.

En nuestro caso, hacer comentarios o compartir las publicaciones vendrían a ser el reforzador, y las publicaciones estúpidas serían la conducta no deseada. Luego, para que se dé la tan esperada extinción, deberíamos abstenernos de interactuar con las mismas.

Tal vez no funcione. Tal vez el mundo siga igual y vaya para peor. Pero por lo menos no perdería uno tanto tiempo leyendo esas cosas y marcando la opción “no quiero ver esto”, que es lo que a menudo yo hago. Además de eliminar contactos, sin que sepan que los he eliminado, claro está.

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