
Fuente: https://br.pinterest.com/
Había sido una semana difícil, pero no porque me hubieran tocado trabajos complicados, al contrario, todo resultó sospechosamente fluido y cómodo. Sé que no debería calificarla de difícil, pero yo comenzaba a sentirme aburrido y conforme con esa comodidad que arrulla y que te va durmiendo a tal punto que varias veces soñé con imágenes como las que se multiplican en las redes en las que animales, supuestamente salvajes, se dejan abrazar y acariciar por los humanos y se vuelven dóciles mascotas. El problema es que en mis sueños la cara de los leones y los tigres de Bengala se parecía mucho a la mía.
Empezaba a sentirme, como diría Borges, tan inútil como un puñal guardado en un cajón.
Camino al café de costumbre, iba pensando en lo que Manolo me diría sobre esta sensación mía. Sin embargo, al llegar, Joaquín, el dueño, me entregó un sobre en el que reconocí la letra de Manolo y mi nombre.
─ Me encargó que te lo diera en cuanto te viera porque él tenía que irse de viaje.
─ ¿De viaje? – pregunté ─ ¿a dónde? ¿cuándo vuelve?
─ No me dijo porque no lo sabía, seguramente te lo explica en la carta.
Abrí el sobre y leí:
Incertidumbre es sinónimo de inseguridad, inquietud, desasosiego, indecisión, vacilación, duda, recelo, sospecha, incerteza.
“Es la incertidumbre lo que nos encanta, todo se hace maravilloso en la bruma” Dostoyevski
Disfrútala
Tu amigo… Manolo
Tardé un rato en encontrarle sentido a lo ocurrido. No me había dado cuenta hasta ese momento cuán de cerca convivimos con la incertidumbre. En realidad, no tenemos casi ninguna certeza y nos desesperamos buscándolas para sentirnos seguros. Entonces nos rodeamos de supuestas seguridades: tratamos a las mismas personas, trabajamos en lo que conocemos, nos despedimos de alguien seguros de que mañana lo volveremos a ver, pero nada de eso es verdad porque todo puede cambiar en un instante. Quizás Manolo se empezó a sentir peligrosamente acomodado, como yo, y se fue sin saber a dónde ni por cuánto tiempo.
Lo imaginé subido a un autobús sin haber leído el destino, sonriente, apoyado en la ventanilla viendo un mundo de estreno y no sé si fue por envidia o por rebeldía que tomé el teléfono y llamé a mi editor para renunciar. Joaquín, testigo mudo del asunto, me sirvió un trago de cortesía.
─ Manolo me dijo alguna vez que eras menos tonto de lo que pareces, pero yo no estoy muy seguro.

Profesor universitario de Literatura del Renacimiento y Teatro Contemporáneo. Escritor de ficción para cine, televisión y literatura, especialmente policial. Sus novelas “Por poco lo logro” y “Serpientes en el jardín” se consiguen en Amazon. Ha creado y dirigido Diplomados de Literatura Creativa y de Guion audiovisual en la Universidad Metropolitana de Caracas. Actualmente mantiene un programa de cursos virtuales relacionados siempre con la Narrativa en todas sus formas.
josemanuel.pelaez@gmail.com