
Fuente: https://uxplanet.org/
No sé muy bien cómo funciona la mente humana. Tampoco sé bien la diferencia exacta entre mente y cerebro. Tal vez con respecto a tales asuntos no esté yo tan atrasado como el resto de la comunidad científica e intelectual, aunque muchos se nieguen a reconocerlo.
Ahora, sí me quedan más o menos claros algunos procesos que a veces tienen lugar en la mente o en el cerebro ante determinados hechos, situaciones o circunstancias, por lo menos en mi caso; los cuales, además, me diferencian de una IA, afortunadamente.
Por ejemplo, si alguien pregunta: ¿cuánto es 2 más 2? De inmediato comienza a sonar en mi cabeza la tonada que dice: 2 y 2 son 4, 4 y 2 son 6, 6 y 2 son 8 y 8, 16… luego de esa banda sonora, que solo yo escucho y que suena en fracciones de segundo, respondo muy serio: 4. Puede que a menudo uno sea más tonto que una IA; pero también es más divertido nuestro pensamiento.
Por otra parte, si tomo el jabón mientras me baño, lo miro y lo olfateo, puedo pensar que huele a cacao. Puedo tal vez recordar a una novia que tuve… pero la IA solo te diría que el cacao es bueno para la piel por tal o cual razón. Y es que esa “cosa”, además de que no tiene recuerdos, carece de sensorialidad. Luego, me pregunto, ¿puede haber una mente o una conciencia sin una experiencia del mundo mediada por los sentidos? Aristóteles y Locke, entre otros, seguramente dirían que no.
Otro ejemplo de nuestras diferencias: si tuviera que decidir entre varias opciones para merendar, las cuales incluyen yogurt, una galleta con café o un cereal, la IA solo diría lo bueno y lo malo de cada una, en términos de aporte de nutrientes. Pero nunca pensaría, como yo, que el yogurt nunca será una opción, porque me parece simplemente detestable (su olor me hace vomitar). Y es que la IA no experimenta repulsa o agrado hacia nada. En cambio mi mente juzga muchas cosas por la repulsa o el agrado.
Entonces, la IA tomaría la decisión de manera racional y nosotros de la manera más irracional, incluso estúpidamente irracional (así es como nos casamos, ¿no?). Nuestra vida está llena de errores y desaciertos. Y vivimos con las consecuencias, sin aprender siquiera de ello, a veces. Hasta cuando decidimos aprender o ignorar algo, lo hacemos movidos por el gusto o la falta de.
No estoy diciendo que la IA no se equivoque. Todo lo contrario. Por ahora, está lejos de ser infalible. De hecho, cuando no sabe del asunto, responde cualquier cosa por salir del paso o por no quedarse callada. Y en eso sí se parece a muchas personas. Casi está hecha a nuestra imagen y semejanza.

valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
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Foto Geczain Tovar