Pensemos en James Bond, y la lista interminable de seres invencibles e incansables: así que recuerde, están Batman, El hombre Araña, Tom Cruise y su Misiones Imposibles, Matt Demon, “el tipín”, como lo bautizó Cecilia, y que no se nos olvide Indiana Jones, claro.
Hagan el ejercicio y sigan ustedes la lista que seguro aparecen más, pero dejémoslo claro de una vez: nunca fuimos con tanto agrado a que nos engañaran de cabo a rabo, los hombres a fantasear que son todopoderosos como ellos, las mujeres por el colirio de sus músculos, y todos a despegarnos de cuajo de lo que hay allá afuera.
Me costaría un trabajo enorme acordarme aunque fuera de una de las tramas de las películas de alguno de estos personajes. Confieso mi fracaso.
Pero es que a lo que vamos es a ser testigos de excepción de cómo la Humanidad estuvo a punto de acabarse, y si no hubiera sido por alguien que corriendo, cayéndose a puños, buceando con un smoking por debajo del traje de goma, guindando del patín de un helicóptero mientras le disparan y el devuelve la plomaza, o metiéndose en toda suerte de cuarteles generales, logra devolvernos una paz que no sabíamos que pudo haber dejado de existir.
A mí personalmente me encantan los famosos planos generalmente aéreos con un subtítulo que sin más dice algo así como Xangai……y al ratico otro que dice París, o cuando el tipo llega a un lugar donde hay una caja fuerte con un maletín lleno de pasaportes, dinero, y unas armas de las que meten miedo que nadie sabe explicar cómo llegaron allí.
Siempre hay un malo extremamente sofisticado que pone en jaque al héroe de turno, en algunos casos, con poderes superespeciales o apertrechos intergalácticos, pero de nada les terminan por servir, y eso lo sabemos de antemano.
Vamos a ver este género porque, bien hecho, el bueno va a ganar, y no le va a quedar ni un arañón aunque en un determinado momento se tenga que sacar la bala con un cuchillo e improvisar un torniquete con una camisa rasgada, ni va a inmutarse por un balazo que le atraviese el hombro. Nada, no le va a quedar ni un morado, ni se le van a quebrar los huesos, ni le va a temblar el pulso o cambiarle el humor cuando lo tengan amarrado y le digan que lo matan de aquí a un rato. Nada, no va a pasarle nada! Y la muchacha siempre lo va a estar esperando, y si le llega a pasar algo con ella, seguro nuestro héroe sabrá soportar la desgracia con una dignidad impresionante.
A qué hora duerme, dónde se baña, quién le compra y le lava la ropa, a qué hora hace la maleta y cómo hace para no perder el avión, ése no es nuestro problema, que para eso existe la edición y en el próximo plano casi podemos olerle la delicia de perfume que carga encima.
En el caso de los super héroes la doble personalidad es un asunto aparte. Generalmente son apacibles y de apariencia absolutamente inofensiva, hasta que se disfrazan y la vida les cambia en una suerte de Dr. Jekyll and Mr. Hyde, pero a la orden de la justicia y la libertad.
Pero no nos importa.
Nosotros no vamos a verlos para que nos convenzan de que son iguales a nosotros, vamos a que nos reiteren nuestra capacidad de vivir las aventuras que no se quedaron atrapadas en nuestra infancia, a disfrutar una vez más que el bueno ganó…. aunque lo sepamos de antemano, qué importa!
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
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