Gente que Cuenta

Las fake news de mi abuela,
por Luis Alejandro Rodríguez

Luis Alejandro Rodriguez e1719419767132
“… poco a poco el niño se fue transformando en un árbol de naranja; incluso, todavía lo tienen sembrado en el patio…”

Mi abuela fue visionaria de las fake news. Un día me dijo: “Hace tiempo me contó una vecina que su sobrinito se tragó una semilla de naranja, y poco a poco el niño se fue transformando en un árbol de naranja; incluso, todavía lo tienen sembrado en el patio”.

Tenía yo cinco o seis años, estaba en la cocina de mi casa comiendo una naranja que mi abuela había partido y me estaba dando como merienda. A ella le gustaba que uno fuese cuidadoso, y para que lo hiciese con la naranja, no se le ocurrió otra cosa que darme la noticia del “niño naranja”.

Realmente estaba disfrutando mi naranja, pero de pronto, me tragué una semilla… El terror se apoderó de mí, solté la naranja en el plato y lo arrimé hacia el centro de la mesa, porque no quería que ella se enterase de lo que estaba ocurriendo. Me levanté de mi silla y le dije a mi abuela que estaba satisfecho, y me iba a mi habitación para hacer la tarea.

Llegué a la habitación y me acosté mirando al techo. Por mi cabeza pasaron muchas cosas y mil preguntas… ¿Cuánto tiempo me quedaba de vida?, ¿podría reconocer a mi familia siendo un árbol?, no teníamos patio de tierra, ¿dónde me irían a sembrar?, ¿qué se sentiría si un gusano se estaba comiendo mis hojas, o cuando me arrancaran las naranjas? Cosas como esa eran las meditaciones de un “moribundo”.

Llegó la hora de la cena y “Luisito” no apareció. Mi padre me fue a buscar a la habitación, me encontró en la oscuridad, acostado boca arriba mirando al techo. Se preocupó mucho y me preguntó que qué me pasaba. Yo era muy franco con mi padre y le conté; el problema estuvo en que, comencé mi explicación con un: “papá es que me estoy muriendo”.

El pánico se apoderó de mi padre, encendió la luz, me levantó de la cama, me abrazó y me analizó mejor que cualquier tomógrafo.  Cuando se calmó me preguntó… “¿Por qué dices eso?”

Cuando le conté, su expresión fue muy confusa. Creo que no sabía si reírse o reclamarle a su madre por lo que había ocasionado. El asunto es que optó por la primera, y me explicó por qué eso no era posible. Así me reincorporé a la vida de la familia, que no había notado nada.

Me costaba creer que mi abuela me hubiese mentido. Ella me había enseñado que la verdad era lo más importante.

A los pocos días le conté a mi abuela lo que había ocurrido, y cuánto miedo me había provocado. Le pregunté que por qué lo había hecho.

Mi abuela, después de un rato de reír a carcajadas, me abrazó y comenzó a explicarme…

―Mira Luisito, perdóname que te haya asustado, mi intención fue la de siempre, que hicieras las cosas con cuidado. Pero fíjate bien, esto que ocurrió te puede enseñar algo muy importante: “No todo lo que te digan, lo que oigas o lo que leas será verdad. Mucha gente tratará de utilizarte y convencerte dándote información falsa. Es muy importante creer, pero también es muy importante dudar. Cuando tengas dudas busca la verdad”.

Mi abuela que fue (y es) uno de los pilares de mi vida, me pagaba una locha (12,5 céntimos) si le escribía un cuento que le gustase. Al final ella logró su objetivo, yo no le escribía por la locha, sino porque le gustase.

Luis Alejandro Rodriguez e1701283899412
Luis Alejandro Rodríguez Castillo es médico venezolano, Master en inmunología del IVIC y Nebraska University. Fue Scientific Adviser en Sandoz Switzerland. Escritor y guionista para la ciencia. Desde hace varios años escritor para el espíritu. Autor de “El Tweet de Dios”.
luisr168@gmail.com

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