Le conté a un grupo de niños la historia de una vaca que aprendió a volar para poder alcanzar tierras con pastos más verdes. Es una historia de superación, de heroísmo, de perseverancia. Y los niños la entendieron bastante bien, dibujaron a la vaca volando y aterrizando.
Pero lo que quiero contarles es la transformación que sentí dentro de mí. En mi vida profesional, yo normalmente hablo para plateas de adultos. Son gente de más de treinta años, que acuden para escucharme en una sala, a veces a contra gusto y algunos escapándose como pueden, por ejemplo, a través del celular. Pero en esta reunión con los niños, a pesar de que parecían distraídos, de que hablaban entre ellos mientras dibujaban, hubo comunión. Cuando llegó el momento de entregarme lo que habían dibujado sobre la historia que habían escuchado, mostraron que la entendieron.
Pero más allá de esa comunión, lo que me impresionó y les digo, me emocionó, fue percibir mi transformación. Es decir, la historia de la vaca Teresa es una historia de migraciones. La vaca tuvo que salir del lugar donde estaba para llegar a un lugar mejor. Es un libro que fue premiado en California, que es una tierra de inmigrantes y publicado en Portugal, tierra de emigrantes, y donde inclusive ha sido recomendado como lectura en las escuelas públicas. Pero la verdadera migración en ese día creo que fue la mía hacia adentro. Y les cuento por qué.
La experiencia me llevó a una época de mi vida cuando yo también era inocente, curioso, y buscaba aprobación. Sí, al ver tantos niños y tan diferentes, yo me sentí uno más. Y esa sensación no solo es bonita, sino que creo que es extremadamente importante para los tomadores de decisiones.
¿Por qué sería importante? Porque no estamos en la vida solo para ganar dinero, es necesario entender, tener empatía, tener curiosidad, tener ganas. Y eso es lo que mucha gente pierde al crecer, y por eso creo que sería bueno que los tomadores de decisiones diesen de su tiempo para conversar con niños, no uno o dos, no solo con sus nietos, sino con veinte o trienta niños de una vez. Porque en la cantidad está la diversidad. Y la diversidad es importante para poder entender a los otros, y así conocerse mejor a uno mismo.
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