Incluso hoy en día, muchas personas tienen que salir de casa para ir a trabajar. Este, en principio, sería un lugar para sufrir. En última instancia, el trabajo deriva del tripalium, un instrumento de tres palos utilizado en la antigüedad para la tortura. En otras palabras, las personas todavía sentirían hoy que salen de casa para ser torturadas en el trabajo. Verás que no tanto, y no todos, pero el trabajo ha llegado a representar algo a evitar.
¿Y en la casa? Verás que hay mucha gente que sufre de otro tipo de tripalium. La transición del hogar al trabajo sería un momento de liberación. De hecho, algunos antropólogos se sorprendieron cuando sus entrevistados se refirieron positivamente al tiempo transcurrido entre el hogar y el trabajo. Este tiempo sería, para los entrevistados, su tiempo.
¿Y cómo vivirían su tiempo los pasajeros en tránsito en el transporte público? Decidí tejer conjeturas sobre el significado de vivir en espacio, basándome solo en unas pocas docenas de fotografías que les tomé durante los viajes en metro. Tomé fotografías de pasajeros no acompañados que no estaban ocupados con sus teléfonos celulares, es decir, pasajeros solos, capaces de disfrutar de su descanso entre torturas.
No veo una expresión de júbilo en las fotografías, pero tampoco son expresiones sombrías. Más bien diría que las expresiones con la mirada perdida reflejarían un estado de mayor introspección, una mirada hacia adentro. Es como si los pasajeros apagaran su modo operativo entre paradas. Mientras viajan, simplemente están. Unos de pie, otros sentados, pero ahí están sólo de cuerpo presente. Sus mentes parecen estar en otra parte. Tal vez sea un tiempo para ellos, durante el cual reflexionan sobre sobre sus hijos, amores, las vacaciones que les resultaron costosas e insuficientes, mientras no llegan a la parada de destino.
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