Gente que Cuenta

Química,
por Javier David Volcán

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“”Se permitió sobrepasar ese límite, que destruiría poesías, anhelos, sueños y deseos, para convertirlo en reacciones de elementos que desencadenan estados alterados de la realidad…”

Nada era mágico. Ni cuando cerraba sus párpados para imaginar formas con los destellos verdes y rojos dentro de sus ojos. Todo era solo una reacción química. Esas manchas con las que se esforzaba en crear su rostro eran ahora como la piel desnuda que ella le permitió oler hasta aprender el aroma que expedía su cuerpo. El sudor que su espalda evaporaba estando boca abajo en la cama, era solo un sistema de enfriamiento de su cuerpo. Las lágrimas mientras se arrinconaban en el sofá, dudosa de su amor; el brillo de sus ojos cuando se veían, la serenidad que sentía cuando ella le hablaba; todo eso resultaron ser neurotransmisores y hormonas, nervios oculares, contracciones musculares, aumento de la presión arterial y glándulas haciendo su trabajo.

Eran transformaciones físicas de los elementos. Era combustión. Solo una chispa química. Una sinapsis momentánea que respondía al tacto de sus manos.

Buscaba una explicación a lo que sentía y se atrevió a sobrepasar la frontera del alma. El concepto, en ese momento, cambió. Su nueva interpretación fue dolorosa. Se permitió sobrepasar ese límite, que destruiría poesías, anhelos, sueños y deseos, para convertirlo en reacciones de elementos que desencadenan estados alterados de la realidad. Pensó que sería la única manera de soportar perderla. Tuvo que hacerlo. No le quedaba más remedio que destruir el amor. Sintió que no podría vivir más creyendo que se habían descubierto en nombre del destino. Que lo que le erizaba la piel cuando la veía desnuda, que el sosiego que le daban sus abrazos y la ansiedad por verla, eran solo una perfecta máquina capaz de generar reacciones y no producto de la pasión que emanaba del centro de su pecho.

No podía llamarlas emociones. Eso lo dejaría amándola en silencio. Tenían que ser reacciones. Solo así sería soportable aceptar que la había perdido.

Javier Volcan Atril press e1683306033383
Javier David Volcán Romano
Nacido en Ciudad Bolívar. Vivo en Margarita desde 1998
Fotógrafo especialista en el área gastronómica y documental.
Colaborador en El Nacional, Todo en domingo y GastronomiaEnVenezuela.com
Publicaciones editoriales con Libros el Nacional, ULA, El Mercurio de Chile y Miro Popic.
Actualmente, me dedico a la fotografía gastronómica publicitaria y tengo una empresa de distribución de productos artesanales alimenticios.
jdvolcan@gmail.com

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