Refugio saludable,
por Jeraige Reinoso

Recibo una paciente en el consultorio con una crisis de alergia en recaída, en su mano un pañuelo blanco radiante que combinaba con su vestido del día, la nariz un poco roja por la mucosidad que la acompaña, ojos un poco inflamados por la congestión, y el hablar característico de la inflamación nasal; después de la conversación inicial deja claro que el proceso es algo recurrente y las asistencias al sistema de salud se hacen agotadoras, lo que pone en evidencia el estrés que se suma al cuadro con ansiedad por la permanencia de los síntomas. Al leer este pequeño y significativo relato, seguro nos hemos identificado o hemos identificado a alguien conocido o familiar.

Gozamos del privilegio de disponer de múltiples antialérgicos, inhalados, dérmicos y orales, en difusión y micropartículas, cápsulas o tabletas, líquidos o aerosoles y aquí hago la primera reflexión: las enfermedades nos vienen a enseñar algo, está en nosotros descubrirlo, atendemos los síntomas mientras inicia la búsqueda, sin dormirnos en el proceso para vigilar las recaídas.

Un aparte significativo para revisar está intrínsecamente vinculado al entorno en el que vivimos y que llega a nuestro sistema inmunológico afectando la salud. Un hogar seguro y libre de tóxicos contribuye al bienestar general y desempeña un papel crucial en el fortalecimiento del sistema inmunológico. Esto implica minimizar la exposición a productos químicos nocivos presentes en limpiadores, pinturas, pesticidas y otros artículos de uso diario. Al eliminar o reducir estas fuentes de toxinas, se crea un entorno más seguro que permite al cuerpo centrarse en defenderse contra amenazas reales en lugar de lidiar con la carga de toxinas ambientales. Ahora bien, estarás preguntándote: “¿tengo que apartar todo lo posiblemente tóxico?”, “¿cómo viviremos?”, “he crecido con todo esto y antes estaba bien”. Pero aprender a sentir el cuerpo es crucial en este proceso por la individualidad bioquímica que determina qué elemento produce en cada uno una mayor sensibilidad o intolerancia a ciertos elementos y el segundo aspecto es empoderarse de conocimientos y saberes respaldados, lo que conocemos como biopsicoeducación. Los espero el próximo domingo para continuar el hilado de casos para conquistar una vida en armonía.

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