Gente que Cuenta

Releernos siempre, por Victorino Muñoz

Libros venezolanos atril press
“Para mí, volver a ciertos clásicos venezolanos es como volver a visitar la casa de la abuela, el barrio donde nací, la calle en la que viví”.

Una de mis tantas manías raras (¿hay manías normales?) es llevar la cuenta de los libros que leo cada año. No voy a decir el total, para que no digan que ando presumiendo (porque es lo primero que dicen los envidiosos y resentidos).

Así, me he dado cuenta de varias cosas. Por ejemplo, una gran tendencia a preferir la literatura en mi idioma y la de mi país. En otro momento hablaré de las razones de tal preferencia. En este artículo me gustaría comentar cuáles son los autores venezolanos que he releído, porque elegir releer denota que damos un valor mayor a dicha obra.

El libro que más veces he leído hasta ahora ha sido Casas muertas. Creo que pasan de seis las lecturas. Y varias de ellas fueron cuando aún estaba en la escuela. Era uno de los pocos que había en casa; pero también es que resulta una historia tan nuestra, tan cercana… ¿quién no ha evocado la imagen de Ortiz al pasar por alguna de esas casas coloniales que se están cayendo en muchos sitios de nuestras ciudades?

El segundo más releído es Pocaterra. Me refiero a sus Cuentos grotescos. Pero, en este caso, no ha sido una relectura completa, sino arbitraria y parcial, escogiendo las historias que más me placen. Su señoría el visitador, en primerísimo lugar (uno de los textos en los que Pocaterra trabaja más el lenguaje); luego están Los comemuertos, Matasantos, La “mista”, La llave… y otras historias trágicamente cómicas.

El tercero es Uslar, igualmente por sus cuentos. Aunque también releí Lanzas coloradas. De sus narraciones breves mi predilecta es Simeón Calamaris; así como La lluvia: me parece una pequeña obra maestra. Creo que luego le siguen La blanquera, El enemigo, El prójimo, No sé, El novillo amarrado al botalón, Yo soy Martín…

Para mí, volver a ciertos clásicos venezolanos es como volver a visitar la casa de la abuela, el barrio donde nací, la calle en la que viví. Me gusta releerlos porque sé con qué me voy a encontrar. Puede parecer raro, pero ya lo dijo Borges: también hay placer en leer una historia cuyo desenlace conocemos.

Tal como hacen los niños con ese cuento, que piden a los padres, una y otra vez; así me pasa: una y otra vez me estremezco cuando llevan a enterrar a Sebastián o cuando aquel chiquillo, en el cementerio, limpia la sangre de la frente de la niña a la que él mismo le acaba de dar una pedrada.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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