El jueves pasado fue el Día Mundial del Scrabble.
La leyenda afirma que tiene sus antecedentes a mediados del siglo XIX en una creación del inglés Lewis Carroll, el autor de «Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas», quien era amante de las matemáticas, los enigmas y los juegos además de la escritura.
Sin embargo, el crédito como inventor del Scrabble se lo lleva el arquitecto Alfred Mosher Butts, estadounidense, quien quería crear un juego que combinara la estrategia y el vocabulario, lo cual logró en 1938. Luego pasó varios años refinándolo antes de que se publicara por primera vez en 1948 bajo el nombre de Criss-Crosswords.El juego fue renombrado como Scrabble poco después por James Brunot, quien compró a su amigo Butts los derechos para fabricarlo y distribuirlo. La palabra proviene del verbo inglés «to scrabble», que significa revolver, rebuscar o mover algo con las manos de manera desordenada. Este nombre se eligió porque, en el juego, los jugadores deben mover las fichas con las manos para formar palabras en el tablero tratando de conseguir la mayor cantidad de puntos posible.
El nombre se ha convertido en una marca registrada y es conocido en todo el mundo como el popular juego de mesa que ha sido traducido a muchos idiomas y jugado por millones de personas.
Mientras escribía para contarles esto, me dio curiosidad saber cuál era la palabra en español que daba mayor puntaje, así que le pregunté a mi amigo Leo, quien ha participado en varios campeonatos, y me lo dijo: VERROJAZO, que da 84 puntos.
¡Ay, Dios! Menos mal que tenía un diccionario a la mano y averigüé que eso es el golpe que da el jabalí con las verrojas, es decir, con sus colmillos.
Definitivamente, para jugar y ganar al Scrabble no sólo se requiere mucha estrategia y cálculo, sino fundamentalmente un vasto léxico.
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