Gente que Cuenta

Te cuento que…
por Suzan Matteo

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«¡Estoy bebiendo estrellas!»

Una de las versiones acerca de la invención del champagne se remonta a un día como hoy, el 4 de agosto de 1693, en la región de Champagne, en Francia.

En aquella época, el destino quiso que un monje benedictino llamado Dom Pérignon, encargado de la bodega de su monasterio, la Abadía de Hautvillers de Épernay, se convirtiera en el protagonista de un hallazgo fortuito.

Dom Pérignon, que según se dice era ciego o casi ciego, dedicaba sus días a experimentar con nuevos métodos y mezclas para la elaboración del vino. Sin embargo, una de sus mayores dificultades era eliminar las burbujas producidas por la fermentación. A pesar de su limitación visual, los demás sentidos del monje estaban extremadamente agudizados, especialmente el olfato y el oído.

Fue así como, un día, mientras se afanaba en su bodega, un ruido de explosión lejana llegó a sus oídos… Sin dudarlo, se dirigió al lugar de la explosión, palpando el suelo con sus manos, y descubrió que una de las botellas había estallado. En un gesto de pura intuición y curiosidad, Dom Pérignon se inclinó y, a cuatro patas, lamió el líquido derramado en el suelo.

Lo que sintió en ese instante fue algo que solo puede ser descrito con sus propias palabras: «¡Estoy bebiendo estrellas!». Las estrellas, claro está, eran las burbujas que chisporroteaban en su boca.

Este acontecimiento fortuito no fue más que el preludio de un trabajo meticuloso. Dom Pérignon, lejos de resignarse, entendió que el proceso de fermentación, que hasta entonces había sido un problema, podía ser controlado y aprovechado. Con esta revelación, se dedicó a perfeccionar las técnicas de producción. Introdujo botellas más resistentes y corchos de mejor calidad, logrando así dominar las burbujas y transformarlas en el alma del vino.

El resultado fue un vino espumoso que, con el paso del tiempo, se convirtió en un símbolo de celebración y lujo. Así, con la ayuda de Dom Pérignon y otros viticultores de la región, nació el champagne, esa bebida que hoy es sinónimo de fiesta, de alegría, de momentos memorables.

Un brindis, pues, por la historia y por aquellos que, con sus descubrimientos, nos regalaron un sorbo de estrellas.

¡Salud!

Suzan Matteo Atril press
Suzan Sezille de Matteo es caraqueña, cosecha del 52; ingeniero industrial aplicada al área social; esposa, madre de dos, que ahora abuelea y escribe desde Inglaterra.
suzansezille@gmail.com
IG @tomadodeaquiydealla

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