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Oro puro,<br/> por Luli Delgado
163c, Luli Delgado

Oro puro,
por Luli Delgado

Con esto de las olimpíadas hemos visto un desfile de jóvenes bellísimos que parecen esculturas griegas, pero con músculos de boligoma, que han venido a participar en las diferentes disciplinas. Cada uno de ellos ha pasado por muchas horas de entrenamiento, y si nos ponemos a ver, todos tienen los mismos cuatro miembros, la cabeza y el tronco que tenemos nosotros y no sé ustedes, pero yo de milagro subo y bajo las escaleras de mi casa cuando se daña el ascensor, y, a pesar de mis caminatas, cuando voy por el tercer piso ya estoy con las piernas pidiendo misericordia. En cambio, ellos bellos, jóvenes, bien entrenados, vienen a comerse el mundo y llevarse a sus casas las mejores medallas. Yo les daría una de oro sólido a cada uno, porque gracias a su esfuerzo, a las incontables h...
Decameron guay,<br/> por Alfredo Behrens
163c, Alfredo Behrens

Decameron guay,
por Alfredo Behrens

leer en español João folheava o Decameron em seu tablet, a tela iluminando seu rosto no quarto escuro. A história de Neifile, conto 1.2, saltou aos seus olhos como um pop-up de revelação: o judeu se convertia ao catolicismo por conveniência. Era a solução perfeita para o dilema do seu amigo Abraão, que vivia reclamando no grupo do WhatsApp sobre as complicações do seu passaporte israelense. "Cara, você precisa de um upgrade de cidadania," João digitou para Abraão. "Já pensou num passaporte guaio? Facilitaria demais suas viagens." Intrigado, Abraão decidiu dar uma chance. Reservou uma passagem para Guai pela app, pensando que no mínimo faria um tour gastronômico e encheria seu Instagram de fotos exóticas. Ao pousar em Guai, Abraão mal teve tempo de postar um story antes de s...
Te cuento que…<br/> por Suzan Matteo
163c, Suzan Matteo

Te cuento que…
por Suzan Matteo

Una de las versiones acerca de la invención del champagne se remonta a un día como hoy, el 4 de agosto de 1693, en la región de Champagne, en Francia. En aquella época, el destino quiso que un monje benedictino llamado Dom Pérignon, encargado de la bodega de su monasterio, la Abadía de Hautvillers de Épernay, se convirtiera en el protagonista de un hallazgo fortuito. Dom Pérignon, que según se dice era ciego o casi ciego, dedicaba sus días a experimentar con nuevos métodos y mezclas para la elaboración del vino. Sin embargo, una de sus mayores dificultades era eliminar las burbujas producidas por la fermentación. A pesar de su limitación visual, los demás sentidos del monje estaban extremadamente agudizados, especialmente el olfato y el oído. Fue así como, un día, mientras se ...