Gente que Cuenta

Te cuento que… por Suzan Matteo

Johann Georg Sturm Atril press
Johann Georg Sturm,
Daucus carota, 1796

El martes pasado se cerraron religiosamente las fiestas carnestolentas.  Y digo «religiosamente» porque sabemos que en nuestros países latinos se sigue con la octavita y si nos descuidamos, llegamos disfrazados hasta Semana Santa.

Donde vivo, en Reino Unido, ni nos enteramos de que hay unos festejos llamados carnavales. Aquí, como en otros países anglófonos, se lo llama «Shrove Tuesday» (martes de confesión) o más comúnmente  «Pancake Day» (día de los panqueques), por ser el día anterior al ayuno litúrgico de Cuaresma, y la cocina y el consumo de panqueques son una manera de gastar los alimentos tales como huevos, leche y azúcar, desaconsejados antiguamente durante esta temporada.

Lo que sí se va a consumir toda esta cuaresma es la zanahoria, alimento amado y odiado por igual. Es una hortaliza originaria de Afganistán, donde se empezó a cultivar alrededor del año 3000 a. C. y en principio era venenosa. Los agricultores franceses y alemanes necesitaron varias generaciones de cruces y diferentes métodos de selección hasta lograr neutralizar su toxicidad y convertir su raíz en una fuente de vitaminas.

Su color original era morado por fuera y amarillo por dentro; el anaranjado que conocemos típico de las zanahorias, cuentan que se debe a que en los Países Bajos durante el siglo XVI, los agricultores cruzaron varios ejemplares hasta obtenerlo y así poder homenajear a la monarquía reinante en el momento: la «Casa de Orange». Para que vean que aduladores han existido toda la vida.

Muchas son las propiedades de esta raíz tuberosa, pero también muchas las exageraciones. Si bien contienen vitamina A, muy buena para la vista, en exceso no consigue que uno adquiera visión nocturna. El mito proviene de una estratagema del ejército británico para despistar a los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Los ingleses les hicieron creer que sus soldados habían desarrollado una capacidad excepcional para detectar bombarderos nazis en mitad de la noche a base de atiborrarse de zanahorias. Los cierto es que los radares tuvieron que ver, pero los alemanes se tragaron la historia.

Suzan Matteo Atril press
Suzan Sezille de Matteo es caraqueña, cosecha del 52; ingeniero industrial aplicada al área social; esposa, madre de dos, que ahora abuelea y escribe desde Inglaterra.
suzansezille@gmail.com
IG @tomadodeaquiydealla
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