Gente que Cuenta

Tempus fugit, por José Manuel Peláez

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Robert Cottingham,
Barbería, 1989
Fuente: https://www.wikiart.org/

Más de una vez me ha tocado recomponer entuertos de Manolo, quien también se deja llevar por sus demonios como cualquier hijo de vecino, aunque en condiciones normales sea una fuente de serenidad y claridad.

En esta oportunidad, me costaba trabajo explicarle a Giovanni lo ocurrido. Giovanni es el dueño de “El cabellero feliz”, (no es un error, es “cabellero”) un local tradicional, sin pretensiones, donde algunos acudimos a cortarnos el pelo. Giovanni no entendía lo ocurrido con Manolo que, en su última visita, fue atendido por un nuevo peluquero porque el de costumbre estaba enfermo y, apenas diez minutos después de iniciar la poda capilar, se levantó, le gritó: “¡Ladrón!” al pobre muchacho, se quitó el paño y se fue refunfuñando.

Non c´è nessun ladro qui ─ gritaba ofendido Giovanni ─ Il signor Manolo è diventato matto.

Le prometí a Giovanni que hablaría con Manolo. Sin perder un minuto le busqué y, al verle, no le dejé respirar antes de preguntarle sobre el tamaño de la mosca que le había picado para hacer lo que hizo.

─ ¿Cómo se te ocurre?… ¿qué te robaron… la cartera… el periódico… el móv..

─ ¡El tiempo… me robaron el tiempo!

Manolo me explicó que cuando va a la peluquería usa ese tiempo para pensar, no quiere que le hablen, no quiere que le pregunten cómo va el país ni a dónde va el mundo. Tampoco le interesa que el cuñado del peluquero tenga eczema o quién ganará el próximo clásico. Manolo quiere usar su tiempo como quiere y el joven peluquero no pudo callarse a pesar de haberle advertido repetidamente que no quería hablar porque tenía mucho que pensar.

─ Tenemos alarmas contra ladrones de autos, de casas… antivirus para evitar que nos roben los datos de nuestras cuentas… localizadores de nuestro móvil por si nos lo roban. Pero lo más importante que tenemos que cuidar es NUESTRO TIEMPO, cada instante que perdemos no vuelve, es nuestro tesoro y no hacemos nada para protegerlo. Nos distraemos con cualquier entretenimiento sin darnos cuenta de que nos están robando y hasta sonreímos complacientes.

Respiré profundo antes de seguir hablando. Sabía que Manolo tenía razón, pero eso no era suficiente.

─ Mira Manolo ─ puse la mano en su hombro ─, tú no puedes esperar que alguien entienda todo eso con simplemente llamarle “ladrón” ¿verdad?

Un rato después, Manolo trató de explicarse ante Giovanni quien vio su honor reestablecido, pero seguramente sigue pensando que Il signor Manolo è matto. Pero ya se sabe que los locos pueden tener razón.

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José Manuel Peláez
Profesor universitario de Literatura del Renacimiento y Teatro Contemporáneo. Escritor de ficción para cine, televisión y literatura, especialmente policial. Sus novelas “Por poco lo logro” y “Serpientes en el jardín” se consiguen en Amazon. Ha creado y dirigido Diplomados de Literatura Creativa y de Guion audiovisual en la Universidad Metropolitana de Caracas. Actualmente mantiene un programa de cursos virtuales relacionados siempre con la Narrativa en todas sus formas.
josemanuel.pelaez@gmail.com

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