Gente que Cuenta

Un cuento extraño,
por Getulio Bastardo

Juan Martinez Parente
Juan Martínez Parente,
artista mexicano

Siendo yo estudiante de secundaria se presentó en casa a media mañana un individuo vestido de piloto de aviones.
Era un tipo alto, delgado, blanco de ojos azules, que no hablaba español, que insistía que era piloto, mientras yo pretendía hablar inglés con el tercer nivel no completado de bachillerato,

Creo que nos estábamos engañando los dos. Quería vendernos algo. No recuerdo qué.
En su impecable vestimenta de aviador relucía un prendedor de color azul que se correspondía con la insignia de Pan American. Siempre he recordado este hecho como una cosa cierta, un piloto extraviado en Cumaná, nunca me había atrevido a dudarlo, pero ahora con el correr del tiempo surgen las dudas y los interrogantes.

  1. ¿Llegaba Pan American a Cumaná?

2. ¿Era posible que una aerolínea dejara varado a uno de sus tripulantes en una ciudad desconocida?

3. ¿Qué hacía vestido de piloto si no iba a volar?

4. ¿De dónde sacó lo que pretendía vender?

Les confieso que ahora en la lejanía del tiempo no tengo respuestas para estas dudas, a menos que piense que era un estafador, pero al recordar su rostro afable lo niego, aunque también sé que los estafadores son seductores y agradables.
A uno no lo estafa un individuo hosco y huraño sino un tipo de buena presencia y simpático.
Un pintor de ilusiones, un pescador de necesidades o descubridor de flaquezas que se aprovecha no solo de nuestra credibilidad sino también de nuestra debilidad moral.
Había un estafador famoso en Cumaná descrito como muy simpático y hábil que una vez se atrevió a vender una máquina para hacer billetes; ¿quién sino otro delincuente compra un aparato para estafar haciendo billetes falsos? Quien compra objetos robados es tan delincuente como quien los roba.
Uno se topa en la vida con muchos estafadores, desde políticos y religiosos hasta buhoneros de baratijas.
Una vez saliendo de Cúcuta hacia San Antonio se acercó uno de estos vendedores y me lanzó un reloj en las piernas y me dijo “escóndelo, que fue robado anoche” y dijo el precio. Cada vez que yo intentaba detallar el reloj el individuo me decía “escóndelo” no sin antes mirar para todos lados.
Al decir que es robado tienta la codicia y ambición del ingenuo que se cree sagaz por adquirir un producto caro a precio irrisorio y al detallarlo uno se da cuenta de que es una pieza de mala calidad.
En estos casos recuerdo a alguien que una vez me advirtió “cuídate de las ofertas, del dinero y mujer fácil y de objetos robados”.

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Getulio Bastardo
Médico psiquiatra clínico, profesor universitario jubilado en Venezuela y activo en Perú, casado, con seis hijos y seis nietos. Soy un viejo feliz
getuliobastardo@yahoo.com.mx

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