Gente que Cuenta

Rábanos,
por Lucy Gómez

Emily Balch Atril press
Emily Balch,
Rábanos, s/f

 

No serán las raíces más populares del mundo, pero tienen su público. Yo, por ejemplo. Son picantes, fáciles de comer, bonitas y se cosechan rápido. Lo lamento por quienes creen que los vegetarianos comemos desabrido, pero los rabanitos son la muestra de que no es verdad.

En Egipto y Babilonia, ya se escribían recetas de platos con rábano hace 4.000 años. De ahí el cultivo pasó a China y se desarrollaron muchos colores distintos, del rojo al blanco pasando por el negro. También debemos muchas variedades a los griegos y romanos, que consiguieron formas redonditas, largas, suaves, más o menos afiladas y más o menos picantes. Del Mediterráneo Oriental pasó a toda Europa y de allí a Latinoamérica, porque fue uno de los primeros cultivos que trajeron los españoles. Ahora se consume mucho el rábano chino, el Daikon, que es como una zanahoria blanca con la que acompañan el sushi o la sopa de miso.

Pero para mí, parte del encanto del rábano rojo pequeño, redondo o alargado, está en lo fácil que es de cultivar y cómo se le puede sacar partido a una hortaliza conocida, fácil de mantener en nuestros pisos.

Resulta que el rábano está listo para cosechar en un mes. Es decir, que es perfecto para un jardinero novato, porque es cero complicación. Puedes tener una alfombra comestible en menos de lo que canta un gallo.

Cómprate un sobre de semillas de rabanitos rojos de cualquier forma, de los redondos a los alargados, y siémbralos en una tierra normal de jardín, húmeda, en huequitos al doble del tamaño de la semilla. Es la planta más resistente del mundo, pero para que los rabanitos salgan bien necesitan que no te olvides de regarlos porque si no, salen, pero muy fibrosos. En los países de cuatro estaciones se pueden sembrar casi todo el año, entre mayo y noviembre. En el trópico, en cualquier época. Brotan a los diez días y si están muy juntas las plantas, entresaca las más débiles para que se desarrollen mejor.

Además de sabrosos, son diuréticos. Como aumentan la producción de orina, limpian de toxinas el hígado, son ricos en fibra y antioxidantes. Además, tienen mucho potasio y por eso ayudan a quienes les sube la tensión. Si los quieres todo el año o casi, siémbralos cada quince días.

En caso de que tengas exceso de cosecha o simplemente los quieras de encurtido, te tengo la receta más fácil del mundo: cortas dos tazas en rueditas finas. Por otro lado, mezclas seis cucharadas soperas de agua con seis de vinagre, ½ cucharadita de sal, una cucharadita de azúcar y lo pones a hervir. En un frasco mediano de mermelada que debes pasar por agua hirviendo, pones los rabanitos con una hoja de laurel, un diente de ajo y un chile o pimiento picante que, por supuesto, es opcional. Cubres con la mezcla caliente de agua y vinagre, tapas y dejas reposar hasta que se enfríe. Y de ahí, a la nevera y/o a un sándwich, una ensalada o donde quieras…Dura muchísimo a menos que seas fan, en cuyo caso, te recomiendo que hagas varios frascos…

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

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