Gente que Cuenta

¿Acaso fracaso?
por José Manuel Peláez 

Lonely man atril press
“…Oculto en una esquina del bar, repetía en mi mente la escena y las palabras que habían derribado de un golpe mi mejor proyecto…”

 El amargo del fracaso era más fuerte que el del vermut con el que pretendía olvidarlo. Oculto en una esquina del bar, repetía en mi mente la escena y las palabras que habían derribado de un golpe mi mejor proyecto.

Así me encontró Manolo y, a pesar de mis muestras de querer estar solo, se sentó insolente a mi lado hasta que le conté lo ocurrido con mi jefe en la revista, del que es muy amigo. Desechó mi brillante idea de una serie de reportajes sobre el pasado de algunos “sin techo”; ¿Desde dónde habían caído tan bajo? ¿qué terribles cataclismos los hundieron? ¿cuál fue exactamente la dimensión de esas caídas? En fin, una mina de historias humanas llenas de las flaquezas con las que los lectores se conmoverían sin ninguna duda. Félix, mi torpe jefe, no admitió el proyecto porque para flaquezas y desgracias humanas ya estaban los noticieros.

─ Y tú ¿cómo te sientes con lo que dijo Félix? ─ me preguntó Manolo.

─ Absolutamente fracasado y con ganas de seguir tomando ─ le contesté.

─ Ya ─ dijo con gesto de comprensión ─, eso hay que arreglarlo.

Y sin más se levantó y se fue como si hubiera recordado un compromiso. Terminé la tarde bebiendo, solo para seguir sintiéndome un fracasado, pero borracho.

Días más tarde, Manolo me llamó por teléfono y me pidió que fuera a su casa a determinada hora, que teníamos que celebrar sin decirme qué. Camino a la cita, recordé la amistad de Manolo con Félix y pensé que mi amigo había convencido a mi jefe de lo destacado de mi idea sobre los “sin techo”. Manolo me esperaba con mi comida favorita, con buena música y mejor vino. No me quedaba duda que Manolo me había rescatado del fracaso y le agradecí que hubiera hablado con el ciego de Félix.

─ Yo no he hablado con nadie ─ me sorprendió.

─ Pero, entonces ¿qué estamos celebrando?

─ ¡Estamos celebrando tu fracaso!

Pasada la sorpresa inicial, Manolo me explicó que los fracasos hay que celebrarlos porque son los que nos hacen estar en movimiento mientras los éxitos nos adormecen. “Nadie ha llegado a nada siguiendo una cadena de éxitos”. Según él, los éxitos no enseñan nada, pero los fracasos son una fuente de aprendizaje que nadie valora. “Bendito el que fracasa porque tiene la oportunidad de repetir su intento… tampoco se trata de buscar el fracaso sino de aprovecharlo cada vez que se cruza en nuestro camino… ¡Salud!”

El vino no me supo amargo y mientras lo apuraba me puse a pensar en mi próxima estrategia con Félix.

Captura de Tela 2021 12 03 às 00.33.23
José Manuel Peláez
Profesor universitario de Literatura del Renacimiento y Teatro Contemporáneo. Escritor de ficción para cine, televisión y literatura, especialmente policial. Sus novelas “Por poco lo logro” y “Serpientes en el jardín” se consiguen en Amazon. Ha creado y dirigido Diplomados de Literatura Creativa y de Guion audiovisual en la Universidad Metropolitana de Caracas. Actualmente mantiene un programa de cursos virtuales relacionados siempre con la Narrativa en todas sus formas.
josemanuel.pelaez@gmail.com

del mismo autor

46

Compartir en

    ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!