Tarifas R.A., s/f
¡Pasear en autobús siempre me ha parecido lo máximo! Claro, si tuviera que hacerlo todos los días probablemente hubiera perdido el encanto, pero no es el caso.
De chiquita cuando salía con mi mamá, que no manejaba, nos montábamos en unos autobuses grandes y tiesos, cuyas ventanas se abrían nada más hasta la mitad. Creo que todavía se usan para transporte escolar.
No sé si en los autobuses también, pero en Venezuela, en las llamadas camioneticas, cuando uno se quería bajar le pedía al conductor: “Señor, déjeme donde pueda”. Imposible que se olvide…
Cuando me tocó estudiar fuera, me impresionaba que los autobuses tuvieran horario y de paso lo cumplieran. Primer mundo total y yo encantada de rodar en ellos.
Después en Brasil, me llamaba mucho la atención que los autobuses tuvieran cobrador, que se sentaba justo después de la rueda giratoria. No sé si todavía existen con los avances magnéticos, pero en cualquier caso lo que sí es posible que esté en plena vigencia, es la cultura del “démelo, que yo se lo llevo”, que es cuando hay mucha gente de pie, quien está sentado se ofrece gentilmente a llevar los paquetes, libros, cualquier bulto, de manera de contribuir al equilibrio de quien va de pie. Otra curiosidad: las ambulancias van muy lento y en cambio los autobuses van “volando”.
Sigo. Unos años atrás fuimos a París, donde vimos un autobús que hacía circunvalación, así que nos montamos. Conocimos una ciudad que pocos turistas conocen, un paseo por el lado oculto de la ciudad luz que nos pareció interesantísimo.
Atrás quedaron los buses caraqueños, los brasileños y la aventura parisina. En el país donde vivimos ahora, tenemos una parada en la puerta de nuestro edificio. Aquí a los autobuses se le llaman “autocarros”. Hoy me tocó montarme en uno y de ahí fue que me vino la idea de escribir sobre este asunto. Por la cantidad de cosas que recordé coincidirán conmigo en que rodé un buen rato. No les cuento más, o mejor, les sigo contando otro día, porque acabo de llegar a donde iba…
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
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