
Tomado de los archivos de la biblioteca británica de Londres, 1360-1375
La semana pasada fue Roberto. Esta semana Toto, un primo muy querido.
A veces la muerte se alborota y las malas noticias se acumulan. Lo mismo con los cumpleaños, que también se juntan, e inclusive puede darse el caso de que dos personas que conocemos cumplan años en un mismo día, aunque hayan nacido en años distintos. En fin.
Lo cierto es que la muerte crea un ambiente muy particular. Nos recuerda que somos perecederos y frágiles, y sobre este asunto hay toneladas de palabras escritas.
Pero comparto con ustedes algo que siento desde muy niña, cuando me rozó la muerte por primera vez, y que tal vez tenga vínculos con lo que por otras razones hemos adoptado los caraqueños como costumbre.
Nunca entendí la razón por la que no exista una única y aunque sea muy breve conexión con quien se muere. Que después de pasado el velorio y el entierro/cremación, el difunto encuentre una manera de avisarnos que llegó bien, que todo está en paz. Claro, si eso fuera posible y de hecho sucediera, ahí reclamaría el porqué de la llamada tan corta, y que no hubiera tiempo de que nos contara quién lo recibió, cómo es eso por allá y demás detalles. Pero sería demasiado pedir. Yo con que avisara que llegó bien me conformaría.
La otra cosa que siempre pensé que era posible, pero de chiquita temía el llamado “pellizco torcido” y ahora todavía no he tenido oportunidad es que, al visitar a alguien que está por morirse, aprovechar y mandar recados para gente que ya está en el más allá. Sería como mandar una carta con un pasajero. Por ejemplo: “dale muchos besos a Lulucita de mi parte y dile que la echo mucho de menos”. O “cuando llegues, pregunta por fulano, que fuimos muy amigos y seguro se van a llevar bien”.
Como les decía, eso me pasa por haber visto tan de cerca a la muerte en una edad en que realidad y fantasía andaban de la mano, pero no me van a negar que, si tuviéramos la oportunidad de que los muertos nos llamaran para avisar que llegaron bien, sería una llamada muy bienvenida, tal y como acostumbran ser la de los vivos en Caracas, que tanto nos tranquiliza…

Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com