Gente que Cuenta

Abochornada,
por Luli Delgado

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Charles Burchfield,
Calor de verano, 1915
Fuente: https://commons.wikimedia.org/

Los brasileños dirían que estoy llorando de barriga llena, pero la verdad es que aquí también hace mucho calor. Que si allá no sé dónde hay diez grados más, que si en no sé cuánto la humedad es tres veces más alta, que qué vas a reclamar tú, si vienes de un país tropical. Todo eso es una verdad del tamaño de una catedral, pero sigue haciendo mucho calor.

Para quienes tenemos la tensión relativamente baja, nos sentimos que nos podemos morir en cualquier momento, porque, total, ya estamos flotando. Los movimientos se hacen lerdos, le pides permiso a un pie para mover el otro, perdemos el apetito, nos cuesta hasta respirar. 

Mientras estás dentro de tu casa, se hace un poco más llevadero, pero salir es un tormento. Media cuadra después ya te quieres regresar. El sol te pega como si tuvieras deudas con él, y cada paso se siente como una prueba del apocalipsis. Es como si, en vez de leer, protagonizaras La siesta del martes de García Márquez. Y ni qué hablar del transporte público: una sauna móvil con aroma a humanidad vencida. 

Resulta que a esta situación de calor sofocante se le conoce como bochorno, y, no creo que por casualidad, porque la palabra bochorno también se relaciona a desazón, sofocamiento. Pues miren que no está tan alejado un término del otro. Es un estado físico y emocional. Estás sudada, pegajosa, con las ideas derretidas y encima alguien te pide que tomes decisiones. ¿Cómo voy a decidir nada si ni siquiera puedo mantener la dignidad con esta camiseta mojada?

Y ahí uno intenta refrescarse. Que el abanico, que el ventilador, que ponerse hielo en las muñecas como recomendaban las abuelas. Y por supuesto, el aire acondicionado: bendición moderna con alma de torturador. Lo prendes con alegría y al mismo tiempo con culpa, como quien se come pedazo de torta sabiendo que mañana hay que enfrentarse a la balanza. Cada ráfaga de aire fresco viene acompañada del pensamiento: se nos va a disparar la factura.

Así que aquí estamos, derritiéndonos con estilo, intentando sobrevivir al bochorno pero sin perder del todo la cabeza… ni achicharrar el saldo del banco.

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

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