Parece que se ha convertido en un lugar común decir que Brasil se encuentra en una encrucijada, pero esta es la verdad desde hace algunas décadas. Alternamos dificultades políticas con económicas que nos presentan salidas muy difíciles.
Ahora, por ejemplo, con las reformas económicas que se están llevando a cabo y las discusiones que surgen en torno a una reforma fiscal y administrativa, que en teoría debería traer resultados positivos para la economía, esto no es lo que estamos viendo que está sucediendo.
El dilema surge precisamente en las dificultades políticas, con un gobierno reacio a la conciliación y con dificultades para aceptar transiciones democráticas. Parte del buen desempeño de la economía a principios de este siglo tuvo lugar cuando la transición se dio a un gobierno visto como de centro-derecha (FHC) cambiar de carril a otro de centro-izquierda (Lula) y no hubo cambios importantes en el conducción de la política económica.
Hoy tenemos un presidente con dificultades de aceptar las transiciones democráticas (Bolsonaro) mientras que un posible gobierno de centro izquierda (Lula) no debe seguir el virtuoso camino liberal que vio en sus primeros años entre 2003 y 2005.
No es por acaso que existe la búsqueda incesante de una tercera vía que acomode la transición democrática más fácilmente y siga con una gestión equilibrada de la política económica. Sin este candidato que tenga una visión clara, se corren los riesgos de aumentar las turbulencias y de impactar cada vez más las decisiones de inversión en el país.
Tenemos muchas oportunidades, especialmente en productos básicos e infraestructura, pero las políticas deberán ayudar para que estas oportunidades no se pierdan.
Sergio Vale es economista-jefe de MB Asociados
sergio.vale@mbasossiados.com.br
