Caravaggio el pintor,
por Ángel Hurtado

Un caso único en el arte de la pintura, tanto por su diversidad, la temática y su vida personal. Caravaggio fue un creyente religioso y al mismo tiempo pendenciero, agresivo, jugador, y asesino condenado a muerte, al mismo tiempo un pintor maravilloso. Uno se pregunta, con una vida personal tan complicada… ¿cuándo tenía el tiempo para dedicarse al entonces delicado arte de la pintura, el cual necesitaba mucho trabajo, tiempo y paciencia para ejecutar los detalles más finos en obras que exigían una gran destreza?

Michelángelo Merisi nació en Caravaggio en 1571 y, como es costumbre en Italia, adoptó su apellido del nombre de su región de nacimiento. Su biógrafo Giuliano Briganti, lo llamó loco y necio ¡entre otras cosas!… A los 13 años recibió las primeras lecciones de pintura en el taller del oscuro pintor Simone Peterzano por tres años.

En 1598 pinta su primer autorretrato: la “Cabeza de Medusa”, con su tremendo rostro rodeado de una cabellera de serpientes por el cual su arte fue tildado de “tremendista’, pero al mismo tiempo le gustaba rodearse de efebos afeminados a los cuales los hacía posar con flores en la cabeza y copas de vino acompañadas con deliciosos y coloridos tipos de frutas. Posiblemente preludios para bacanales. Caravaggio tenía apenas 27 años.

Basado en cuatro obras de este período me he permitido hacer el collage adjunto, el cual presume por sí mismo lo antedicho. Nótese la expresión del ángel alado, ¿Lucifer?

Luego Caravaggio entra en razón y dedica su tiempo a los temas bíblicos basado en sus creencias religiosas del cristianismo. Realiza así sus mejores obras, las cuales han sido muy estudiadas por los críticos quienes lo consideran el padre del “barroco”, arte recargado que se dirige a los sentidos del espectador, para causar una fuerte impresión y provocar un sentimiento profundo y efectista al que lo percibe en su intimidad. Este término se aplicó luego, igualmente a la arquitectura renacentista y también a la literatura.

La obra de Caravaggio entre lo sagrado y lo profano, también entre la luz y la sombra, técnica la cual en el arte de la pintura se denomina claroscuro, fue predecesora en otros artistas que vinieron después, como el holandés Rembrandt y el francés Georges de La Tour.

Siempre me ha intrigado cómo aplicaba este contraste tan acentuado de luz y sombra en una época cuando no existían los reflectores eléctricos?… ¿cómo podía iluminar los rostros de sus modelos solo parcialmente con toques de luz?… y rodearlos luego con una penumbra que se convertía en la obscuridad total. Solo la luz solar podría proporcionar este efecto, controlándola por agujeros en paneles movibles en alguna parte del taller, pero esta solución era muy pasajera por el constante movimiento del astro y la ejecución de la obra que necesitaba un tiempo considerable. Gracias a la electricidad, esta técnica se utiliza mucho hoy en la fotografía y en el cine. Caravaggio también aquí fue un predecesor.

Una de sus obras más importantes de ese período del claroscuro fue la “Historia de San Mateo” la cual dio lugar a la encomienda de muchas otras obras por el mismo estilo. Entre cuadro y cuadro le quedaba tiempo para otras actividades menos religiosas. A sus 32 años, su carácter violento, (hoy le darían el diagnóstico de esquizofrenia paranoica), lo llevó a una demanda por calumnia, luego fue arrestado por porte de armas, golpeó a un notario, y fue condenado a muerte por el asesinato de un compañero de juegos. Para evitar el castigo huyó a Roma y luego a Nápoles.
Prófugo de la justicia se ocultó en la isla de Malta donde no le llegaban las acusaciones y donde no era conocido. Allí por su talento artístico fue recompensado con el título de Caballero de la Orden de Malta. Más tarde con la ayuda del Cardenal Scipione Borghese solicitó la gracia por sus crímenes y siguió en sus huidas por Sicilia, Siracusa, Messina y Palermo.

Al fin le llegó la gracia y Caravaggio emprendió el regreso a Roma, pero su mala suerte lo perseguía. El barco que lo llevaba atracó en Porto Ercole, fue detenido y lo obligaron a una comprobación de su nuevo estado de gracia. El barco no pudo esperarlo y desesperado vagó por la playa. El cansancio y la malaria, llevaron al genial artista a morir solitario en aquel lugar en 1610, a sus 39 años de una corta y agitada vida… Nunca se consiguió su tumba!

Se dice que hay 130 obras de Caravaggio desperdigadas por el mundo, pero tan solo 80 muy estudiadas son atribuidas como auténticas según los críticos conocedores, entre ellas las cuatro que conforman este collage hecho con respeto y admiración.

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