El bienestar como mi estilo de vida, por Stefania Iglesias
Siguiendo la corriente de la sociedad en año nuevo, en enero me inscribí en un gimnasio. Ahí empezó todo el cambio de mi vida y mi nueva perspectiva (y amor) hacia el bienestar.
Desde ese entonces las mañanas en la cama se convirtieron en horas de entrenamiento, las comidas rápidas y procesadas se transformaron en platos coloridos en los que predominaba lo natural y, las bebidas azucaradas, dieron paso a dos litros de agua que religiosamente me acompañan cada día.
Más allá del físico, mis niveles de energía, la apariencia de mi piel y mi salud digestiva mejoraron notablemente.
Cambiar de hábitos no es difícil, pues no se trata de ser radical. Son pequeñas modificaciones que debemos adoptar, sin restricciones, ni obsesiones. Es un estilo de vida y, para mantenerlo, la flexibili...