Soy empresario y me encargo de los aspectos tecnológicos de las organizaciones. Me interesé en la fotografía a los 15 años, cuando mi mejor amigo me invitó a conocer su laboratorio fotográfico casero. Unos minutos de oscuridad absoluta, respirando vinagre concentrado, fueron suficientes para saber que eso no era lo mío. Pero la posibilidad de “crear” una imagen sin tener que saber dibujar o pintar me cautivó. Poco después (en 1977) me compré mi primera cámara réflex.
Mantengo la afición desde entonces. He experimentado con fotografía de eventos, de estudio, de productos, retratos y paisajes. Sin embargo, lo constante es ser “oportunista”: encuentro estética en lo que está a mi paso por lo que el móvil de última generación se ha vuelto mi herramienta preferida.