Gente que Cuenta

Cuando la rana eche pelos, por Victorino Muñoz

Robert Phelps Atril press
Robert Phelps,
Rana croando, s.f.

Si uno está en el terminal y pregunta: ¿cada cuánto salen los autobuses?, lo más seguro es que te respondan cualquier cosa: se acaba de ir uno. Y entonces, uno sigue la dirección de aquella mirada, como si la distancia trajera la respuesta que el otro no acierta a dar.

Pero, uno es necio o idiota: ¿sí? pero, ¿cada cuánto salen?, como si estuviera contando una versión del gallo pelón. La respuesta nuevamente es un no se sabe: ya debe venir otro. Y nos quedamos allí, parados, sin saber qué hacer con nuestras vidas, porque ese ya puede significar cualquier cosa.

El mismo problema he tenido una y otra vez, con todo el mundo: con parejas, con amigos, con la señora que atiende en la taquilla de la CANTV. Si a mi ex pareja le preguntaba: ¿por dónde vienes? Me decía: voy en camino. Pero nunca aclaraba en qué parte de ese camino, exactamente.

Yo: ¿a qué hora vienes?

Ella: ya voy.

Yo: no sé qué hora es ésa, yo conozco la una, las dos, las tres…

Yo: ¿qué día vamos?

Ella: yo te aviso.

Yo: no sé qué día es ese, porque yo conozco los lunes, los martes, los miércoles…

Como se ve, teníamos una excelente comunicación.

Sea lo que sea que preguntemos en este país, a quien sea, lo que siempre encontramos es un misterio y una duda mayor. Parece la multiplicación al infinito del enigma de la esfinge. Preguntas que son respondidas con preguntas, o que cuando son respondidas generan más dudas.

Tangencialización dicen que se llama eso y que es una patología del lenguaje o de la comunicación (porque aparte de todo, también podemos enfermarnos de nuestra capacidad- o incapacidad- del habla, como si de un hígado cirrótico o un pulmón de fumador se tratara).

Nuestra cultura está enferma de eso, nuestra gente, los negocios, nuestras oficinas públicas, que es lo peor. No hay respuesta con respecto a cuándo llega la harina, cuándo viene la señora que sella el bendito papel. Cuando la rana eche pelos, es lo que se dice en estos casos; aunque las ranas, ya se sabe, son calvas.

Me dirán quisquilloso, necio, lo que sea, pero si yo deseo saber algo, lo pregunto con la esperanza de que me respondan eso y no otra cosa. Tal vez la gente no sabe simplemente y  hay temor de admitir que no sabe, porque quedarían mal parados admitiendo su ignorancia, y mejor responden cualquier cosa antes que nada.

Me he quedado con mil preguntas sin respuestas a lo largo de la vida, porque en los terminales de pasajeros no hay letreros informativos y, si los hay, son más imprecisos que lo que dicen las personas; o porque los escribieron para no ser cumplidos (como nuestras leyes).

Las ranas no echan pelos y yo toda la vida he estado esperando un hecho imposible y una simple respuesta, algo así como: los autobuses salen cada 35 minutos y faltan 21 para el próximo. El día que eso ocurra de seguro me infarto; aunque lo más seguro es que quién sabe.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de Olímpicos e integrados, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y Página Roja, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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