En estos días me preguntó una señora que si no me habían hecho bullying en el colegio por mi apellido. Le respondí que no, “porque a los líderes no les hacen bullying y yo era un líder en mi escuela”. Mentí, porque la realidad es otra. En el oriente de Venezuela, de donde provengo, es común el apellido Bastardo. Hay Bastardos en los estados Anzoátegui, Sucre y Monagas, que según mi abuelo fueron tres hermanos que se asentaron cada uno en esas regiones. Mi abuelo provenía de Anzoátegui y se asentó en Cumaná, de allí que mi apellido es del tronco de Anzoátegui. Por eso no es raro encontrar ese apellido en la lista escolar y no provoca asombro.
En Mérida, donde viví por casi 60 años, había llegado un Bastardo antes que yo. Se hizo abogado, no lo conocí, pero a uno de sus hijos sí, y somos amigos. No había otros Bastardos.
En ésta última ciudad en un negocio pequeño, donde compré algo y cuando di mi nombre para la factura el joven dependiente se rió a carcajadas en mi cara. Fue tal mi asombro que no atiné a responder nada. Y un paciente maníaco una vez me dijo: “Disculpe doctor, pero su apellido es bien feo”. Son las únicas cosas parecidas al tal bullying que recuerdo, con respecto a mi apellido en Los Andes.
Aquí en Perú no hay Bastardos y la mayoría considera un insulto si me llaman o solicitan por mi apellido. Prefieren hacerlo por mi nombre, es decir aquí casi pierdo el apellido.
Pero lo que les quería comentar son combinaciones de apellidos que yo he conocido personalmente.
En el barrio donde vivía en Cumaná, diagonal a mi casa, habitaba la familia Cabeza Correa. La señora se llamaba Dolores Correa y el señor Pedro Cabeza. Entonces ella era Dolores de Cabeza.
En la calle principal del mismo barrio vivían los Cabello Pintado. Y también había un señor que le llamaban el Negro Blanco.
En Mérida había tres hermanas de apellido Trejo Diaz entonces eran ”las trejodias”.
También recuerdo de mi época adolescente que un hermano llevó a la casa a un amigo, muy serio, reservado y circunspecto para su edad, contrastando con la espontaneidad y desinhibición del oriental. Se apellidaba Alegría.
En Perú hubo mucha inmigración china y japonesa, de allí que apellidos como Wong, Li y Ku son comunes, también son comunes los apellidos Lozano. En una ciudad de “cuyo nombre no quiero acordarme” hay un señor de apellido Ku casado con una señora de apellido Lozano y los hijos por supuesto son “Ku Lozano”