Gente que Cuenta

¿De verdad te pasó eso?,
por Victorino Muñoz

Kasia Derwinska Atril press
Kasia Derwinska,
Palabras inútiles, s/f

No han sido pocas las veces que alguien, al leer alguno de mis relatos, me ha preguntado si de verdad me sucedió a mí eso que estoy contando. Lo preguntan como con cierta vehemencia, como si de ello dependiera la aceptación definitiva de que les agradó, como si el juicio favorable estuviera en suspenso hasta aclarar si todo aquello es verdadero.

(Recientemente me plantearon otra interrogante, más intensa y más graciosa acaso; me preguntaron si no me daba algo de vergüenza o temor exponer así, a la luz pública, situaciones más bien íntimas).

De una manera u otra he tratado de responder queriendo pasar por una persona que tiene ideas elevadas (es duro esto de ser o parecer intelectual: siempre se tiene que dar una respuesta digna de un hombre de talento e ingenio, como decía de sí mismo aquel personaje de Monterroso).

Por ejemplo, a menudo he citado una frase de Nabokov: Calificar un relato de historia verdadera es un insulto al arte y a la verdad. Sospecho que muchas veces no me han entendido.

También suelo citar a Vargas Llosa, con quien no estoy muy de acuerdo normalmente y en el fondo. (Lo que pasa es que en estas situaciones uno se vale de cualquier cosa.) Decía el peruano que las novelas “se escriben para que los seres humanos tengan las vidas que no se resignan a no tener… no se escriben novelas para contar la vida sino para transformarla, añadiéndole algo”.

No estoy de acuerdo con el citado premio Nobel por diversas razones: la primera parte de la afirmación (“se escriben para que los seres humanos tengan las vidas que no se resignan a no tener”) me suena como a nostalgia o desesperanza, como si la literatura fuera un triste sucedáneo de la vida, de la vida que no fue o que no es; la segunda parte (“no se escriben novelas para contar la vida sino para transformarla”) me suena a utopía.

Quizás en el fondo todo me desagrada porque siento que Vargas Llosa cae en la provocación de responder y de autoexcusarse, confesándose culpable de escribir novelitas. Podemos tolerar la vergüenza propia pero no la ajena.

Claro que no todas estas contra argumentaciones con las que creo rebatir las palabras de Vargas Llosa se las expongo a mis alegres e improvisados inquisidores; solo suelo llegar hasta la cita, con la esperanza de que ante el juicio elevado de un escritor con mayor renombre se sientan sobrecogidos por la pequeñez de sus preguntas.

Sin embargo, nunca funciona. Qué Nabokov ni qué niño muerto, igual siguen preguntando: pero, ¿de verdad te pasó eso? Suspiro y respondo, entonces, lo que sospecho que están esperando que diga.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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