
Fuente: https://info.odeontours.com/
Bajé del tren en Barcelona. Subí, subí y subí, caminando hacia un museo arquitectónico al aire libre, el Pueblo Español, que queda en una montaña cercana, Montjuic.
Son 117 edificios que reproducen pueblos de cada región.
Las puertas del edificio donde se organizó la Fiesta de Venezuela se abrieron a las cuatro de la tarde, cuando los voluntarios habían llegado ya con sus bártulos a ocupar sus mesas.
Traían toneladas de tarjetas, flyers, afiches, bebidas, mercancía: desde abanicos hasta cachapas, arepas, cerveza y refrescos, ofrecían servicios (peluqueras y maquilladoras), había mostradores de empresas, ONG’s, ventas de libros y por supuesto, música. Primero, la grabada, luego la de artistas que enmarcaron la gran atracción, la celebración de los 40 años de Desorden público. Políticos también había, pero se fueron pronto.
Me había invitado una artista plástica que pinta unos abanicos sensacionales, Madeleine.
Su puesto representa a una ONG que lleva atención médica a los venezolanos más necesitados: “Ven, da tu mano”, donde colabora mi hija, Inga.
Total, que empecé sentada cual persona mayor en una silla donde se suponía que iba a estar sin agites y terminé, cual barloventeña cualquiera un 24 de junio, bailando en una esquina del segundo piso y repartiendo abanicos de propaganda de la ONG, que todo el mundo agarró encantado, porque hacía un calorón.
Las travesías entre el segundo piso y el auditorio en planta baja fueron haciéndose constantes mientras avanzaba la noche y bajaba la temperatura. La música cambió de la tropical al rock y al final al ska, que hervía, como siempre, de críticas al establishment y de humor negro.
Es que llegaba Desorden, que desde el 85 para acá funde música del Caribe con sonido de Caracas, un ska hispano con el que los fans no dejaron de bailar, gritar coros y reencontrarse con los amigos y la familia entre besos y abrazos hasta las dos de la mañana.
La verdad es que el ska no es mi especialidad, pero no es más difícil que bailar tambor. Y es divertidísimo.