En una canción de Silvio Rodríguez se cuenta una fábula de tres hermanos (ese es el título, de hecho). Uno de ellos iba atento al camino, pero olvidaba ver hacia la meta y, según el cuento, el cuello ya no se le enderezó, de tanto mirar hacia abajo. Tal vez terminaría también un poco jorobado.
El segundo veía solo la meta, pero olvidaba lo más inmediato; razón por la cual siempre caía en un hueco o tropezaba con la misma piedra o con otra igual, que para efectos de las consecuencias viene a ser lo mismo.
Y el último veía alternativame...