¿Quién no le tuvo, o le tiene, miedo al Coco? A ver, que levante la mano.
No sabíamos a ciencia cierta ni cómo era, ni a qué venía, pero lo cierto es que una tras otra, todas las generaciones temblamos por su culpa.
El Coco no es exclusivo de nuestra cultura, ni tampoco es nuevo. Para mi gran sorpresa, encontré un grabado de Goya de 1799 que reproduzco, y, que yo sepa, en inglés existe el Bogey-man, y en portugués el Bicho-papão. No me extrañaría que existiera en muchos otros lugares, siempre con la misma función de asustar a los niños y amenazarlos si se portaran mal. Es probable que el Coco fuera amigo del viejo del saco, otro personaje siniestro que también rondó por nuestra infancia, pero en todo caso los entendidos en niños siempre le fueron muy adversos, por considerarlos un recurso perverso de terror que asombraría a los pequeños inclusive en la edad adulta, haciéndolos personas temerosas, inseguras y candidatas al diván.
Hasta hace poco nos reíamos y exorcizábamos sus poderes, pero cuando ya creíamos pasada la página, apareció otra figura digna de terror, pero ya no para niños, sino más bien para adultos. Me refiero al tal algoritmo.
La mayoría de los comunes mortales ignoramos qué es un algoritmo, pero en cambio sabemos que nos persigue como si fuera nuestra sombra sin la esperanza de que algún día logremos prenderle la luz.
Me puse a buscar a ver, y miren lo que encontré:
“… se corre el riesgo de que los algoritmos seleccionen contenidos a medida de las creencias y prejuicios de cada persona, apuntalando su posición…” y más adelante: “…se retroalimentan con un efecto exponencial. El comportamiento del algoritmo está totalmente centrado en mantenerte en la plataforma, ofreciéndote contenido que para que sigas viendo e interactuando”.
“…no hay ningún ser humano sentado detrás de un escritorio barajando contenidos en el feed de cada usuario de TikTok o X. (¡Qué trabajo sería!)”.
Eso me medio tranquilizó, porque no tengo cuenta en ninguna de las dos plataformas, pero más adelante, en otro lado que ahora no encuentro, leí que los algoritmos evolucionan y que son secretos como la receta de la Cocacola.
Lo preocupante es que este nuevo “Coco” funciona al revés, vale decir, mientras más edad tienes, menos chance tienes de superarlo.
No sé ustedes, pero prefiero el de mi infancia…