El complejo del dinero, por Áxel Capriles

Hay temas que nunca pierden vigencia, que no desaparecen sino que, más bien, crecen. Uno de ellos es el complejo del dinero, el conjunto amplio de imágenes y representaciones mentales que tenemos de la moneda, contenidos que portan un acentuado tono afectivo y una carga energética muy fuerte. Hace poco me escribieron dos lectores por mensajes directos en mi cuenta de Twitter pidiéndome, coincidencialmente, que volviera a publicar el Complejo del Dinero, un viejo libro que apareció originalmente en 1996 y cuya última edición la imprimió El Nacional en 2011. Me excusé escribiéndoles que tendría que revisar demasiado el libro, actualizarlo con nueva data, porque desde la época de su popularidad y primera circulación la psicología económica había avanzado a pasos agigantados. En los años noventa, todavía no habían salido a la luz en castellano la mayoría de los extraordinarios trabajos de Khaneman y la economía conductual. Después de leer los mensajes, sin embargo, sentí curiosidad por el contenido de aquel antigüo libro, lo busqué en la estantería de mi biblioteca y comencé a leerlo de nuevo. La verdad es que vale la pena volver sobre el tema. Asombra la polivalencia de imágenes y pensamientos asociados al dinero: miedo, culpa, corrupción, libertad, éxito, fama, poder, resentimiento, envidia, destructividad; la multitud de actitudes y posturas que lo encubren, la complicada psicología que se esconde tras el comportamiento monetario.  

Freud encontró en el sexo el determinante principal de la conducta humana. Descubrió en los problemas del desarrollo psicosexual los factores dinámicos de la neurosis. Pero hay mucha más locura y enfermedad en la actividad económica que en la sexual. Sin duda, la identidad de género ha sido uno de los temas políticos más destacados de las últimas décadas pero el interés económico se mueve bajo máscaras más complejas y lo encontramos distorsionado hasta debajo de los conflictos identitarios. Tal vez, uno de los problemas fundamentales sea que hay mucho ocultamiento e hipocresía en el discurso económico, mucho estereotipo en las actitudes colectivas en torno a él.  Los psicoterapeutas  exploran con amplitud la historia familiar y la sexualidad de las personas. Vemos, sin embargo,  que si en vez de indagar tanto sobre esos aspectos de la historia personal tomamos el hilo del dinero, podemos entrar mucho más directamente al inconsciente y a la patología de las personas. Si observamos detalladamente la vida de los seres humanos, encontramos que el dinero, tanto en la vertiente práctica de su obtención y gasto, como en el aspecto subjetivo de las fantasías, esperanzas y conflictos en torno a él, toma más energía y ocupa más tiempo en la vida de las personas que el sexo o cualquier otro contenido mental. El dinero es un componente interno de las estructuras del pensamiento. Afecta la forma misma en que experimentamos nuestra identidad y la manera en que valoramos al mundo y a nosotros mismos.

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