En los Juegos olímpicos de 2012, Mo Farah ganó la medalla de oro en los 10.000 metros. Cuatro años después, en 2016, volvió a ganar los 5.000 metros y ambas carreras.
La suya fue una gran historia de interés humano: el chico descalzo de Somalia aprendió a correr en el desierto y se dedicó al atletismo tras emigrar al Reino Unido. Tras ganar el oro, fue elegido Personalidad deportiva del año por la BBC y fue nombrado Caballero en 2017 por la reina Isabel.
En el podio con Mo aquel día de 2012 estaban el estadounidense Galen Rupp, medalla de plata, y el etíope Tariku Bekele, ganador del bronce.
¿Quién era el cuarto hombre?
No figura en la lista. Llevaba cuatro largos años entrenándose para esta carrera. Vio llegar la cinta de meta al mismo tiempo que Mo, Galen y Tariku, y fue derrotado por un suspiro, un latido, un parpadeo. Mo se hizo caballero y rico. El cuarto hombre, siempre desconocido, fue olvidado.
El éxito y el fracaso están tan cerca que se tocan como el yin y el yang. Cada uno contiene la semilla de su opuesto, un signo de su similitud.
En 1928, Alexander Fleming volvió de vacaciones y encontró moho en un bocadillo que se había olvidado de comer. El moho había producido una sustancia química de autodefensa que mataba a las bacterias. El Dr. Fleming no habría ganado premios por mantener el orden en su laboratorio y, como resultado, desarrolló el antibiótico penicilina que ha salvado millones de vidas y convertido un pequeño fracaso en un gran éxito.
El fracaso conduce a sentimientos de baja autoestima, desesperanza, depresión, la psicosis del cuarto hombre. Nos decimos a nosotros mismos que si nos hubiéramos esforzado un poco más, si nos hubiéramos entrenado un poco más, si nos hubiéramos concentrado mejor, habríamos triunfado. Según Lao-tzu, un sabio contemporáneo de Confucio: «La gente común suele fracasar cuando está a punto de triunfar».
Es una cuestión de percepción y el éxito un estado mental, a menudo una cuestión de suerte, de azar, de a quién conoces, de a quién conoce tu papá. Nos machacamos a nosotros mismos intentando ser los mejores, pero ser lo mejor posible, eso es el éxito.