A finales de 1805, después de vencer a Rusia y Austria en Austerlitz, el emperador Napoleón Bonaparte anunció a sus tropas que construiría un monumento en París para celebrar las glorias del ejército francés, prometiendo que, al regresar, marcharían bajo un arco triunfal. El proyecto fue encargado al arquitecto Jean François Chalgrin, quien se inspiró en el Arco de Tito en Roma.
La obra fue concluida tres décadas después, e inaugurada el 29 de junio de 1836, iluminada por mil farolas de gas. Sucedió durante el reinado del Luis Felipe de Orleáns, quien sirvió bajo las órdenes de Miranda en la campaña de Bélgica. Con altura de cincuenta metros, y dos inmensas entradas abovedadas, exhibe, grabados en treinta escudos rodeando el ático, nombres de batallas de las guerras revolucionarias y napoleónicas. En sus caras externas lucen frisos de personajes de la Revolución y el Imperio. En las interiores están grabados los apellidos de 558 generales.
En la pared norte, en un punto elevado de la cuarta columna de izquierda a derecha, rodeado por Dumouriez, Beurnonville y Kellermann, está Miranda.
Actualmente un retrato suyo pintado por Georges Rouget, forma parte de la Galería de personajes en Versalles, y una estatua pedestre del esclarecido caraqueño, mandada a tallar por el general Gómez, obra del escultor Lorenzo González, quien obtuvo el premio de escultura al culminar sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes de Caracas, fue obsequiada por el gobierno venezolano a Francia y colocada sobre un pedestal en el campo de Valmy.
En la imagen toma posición justo antes de iniciar batalla, uniformado de general francés, con la melena atada en coleta, botas hasta las rodillas, dando un paso al frente con el pie izquierdo, capa ondulando en la brisa y empuñando su espada a medio desenvainar. Esa figura es la primera de una serie de copias que adornan el parque “Square de L’Amérique-Latine en París, el “Benjamin Franklin Parkway” de Filadelfia, Avenida Paulista de São Paulo, el Parque 300 aniversario de San Petersburgo, la explanada del castillo de San Salvador de la Punta en La Habana, y otras dos en territorio venezolano. Esa que vigila la avenida capitalina que lleva su nombre frente a Parque Cristal y la estación del Metro, así como la del monumento a la bandera en la Vela de Coro, donde tremoló por primera vez el tricolor nacional.