
Robot, 2010
Fuente: https://www.meisterdrucke.ie
La alta tecnología toma poco a poco los hogares de las grandes ciudades. Así como se ha universalizado la posesión de teléfonos móviles y ordenadores, la inteligencia artificial ha ido deslizándose de las mesas de trabajo y la cocina al resto de las habitaciones.
Con relojes de pulsera te planificas la vida, las aspiradoras-coleteadoras van solas por los pasillos, hay genios que responden cualquier pregunta que les hagas en alta, clara e inteligible voz.
Uno de los objetos que me cae más simpático se ocupa de la recolección de basura.
No se trata de los contenedores del barrio, que son menos populares. Hay que caminar un rato, llevar tarjeta, saberla usar, sincronizar movimientos y oír a la gente protestar a tu lado cuando no los puede abrir a tiempo, luchar con las tapas de los aparatos que se resisten y estar consciente de que son un tema político regional, con partidarios y opositores como cualquier partido, por lo menos en mi pueblo.
No. Hablo de los cubos de basura nuevos, esos que se abren cuando les acercas la mano, igual que la boca del perro. Tienen sensores infrarrojos, así que te detectan inmediatamente y cuando no estás se quedan muy bien cerrados. También tienen sensor de vibraciones, así que funcionan aún si quieres abrirlos estirando el pie o dándoles un rodillazo. Lo único que les falta son unas rueditas para que vayan solos por la calle rumbo a vaciarse a los contenedores de los que les hablé primero, pero todo llegará.
Si han notado una corriente de simpatía cuando hablo de estos objetos, lo han hecho bien. A mí me gustan las máquinas y, como los romanos antiguos, que creían que los objetos tenían alma, yo también pienso que estas cosas tienen, no sé si alma, pero una vibración que me las hace simpáticas.
Caso contrario de los luditas del siglo XIX o los neoluditas de hoy, movimientos que las ven como objetos dañinos porque acaban con puestos de trabajo o están al servicio de intereses inconvenientes para la sociedad que desean. A mí por ahora, a pesar de sus complicaciones, sus conflictos de conexión con el wi-fi, sus equivocaciones y las mías, me siguen gustando.
A ver qué hace el próximo robot.

es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com