Gente que Cuenta

El Sabanero Porteño, por Victorino Muñoz

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En los tiempos de mi infancia, cada tanto presentaban en Sábado Sensacional a un personaje al que apodaban el Sabanero Porteño. Se trataba de un señor mayor, algo pequeño, cuya mayor virtud consistía en hacer tocar, al ritmo de la música, unas maracas que tenía adosadas a las alpargatas.

Yo, viendo que en casa había también un par de tales instrumentos, quise un día imitarlo. Pero no porque creyera que el del Sabanero Porteño fuera un gran arte, sino por todo lo contrario: me parecía que no era cosa del otro mundo. Así que tomé las maracas y como pude, con las mismas trenzas, las amarré a mis zapatos.

Apenas al primer golpe se quebró, contra el piso, una de las maracas. Siempre he sido de sangre fría y no me paralizo de miedo ante el inminente peligro (en este caso el peligro era pensar en mi mamá, con una chancleta), sino que de inmediato comienzo a actuar para resolver la situación.

Con una paciencia y una minuciosidad, que me habrían envidiado los miembros del escuadrón de CSI, recogí una a una las pepitas que habían salido del interior de las maracas. Eran unas cositas diminutas, como del tamaño de un grano de arroz, pero parecían estar hechas de plástico.

Luego, una vez puse dentro todas las pepitas (creo que no faltó ni una) busqué mi pegamento (el que usaba para la escuela) y reparé el instrumento, pegando de tal manera que se notara lo menos posible. Hice como en el kintsugi, solo que no usé la resina de oro.

Para finalizar, coloqué la maraca en su mismo sitio, pero colgada de tal forma que la cicatriz se viera lo menos posible, es decir, con ese lado oculto hacia la pared. Y, por último, me encomendé a todos los santos y ánimas del purgatorio para que nadie volviera a tocar esa maraca.

Al parecer alguien por allá arriba (o por allá abajo) atendió mi ruego. Hasta el día de hoy nunca escuché a ningún miembro de la familia comentar algo al respecto. Y yo, después del asunto, cada vez que aparecía el Sabanero Porteño en Sábado Sensacional, lo veía con mayor respeto ejecutar su danza, preguntándome siempre: ¿cómo hará para que no se le quiebren las maracas?

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de Olímpicos e integrados, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y Página Roja, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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