Gente que Cuenta

El simplismo,
por Soledad Morillo Belloso

PensarAtril press
“Vivimos tiempos en los que el simplismo reina. Nos ofrecen recetas para todo: felicidad, éxito, verdad…”

La mente humana, en su infinita capacidad de asombro y análisis, enfrenta una amenaza insidiosa: el simplismo. No es solo un modo de pensar, es una tentación, un atajo mental que promete claridad a costa de profundidad.

El simplismo convierte el pensamiento en fórmulas. Nos seduce con respuestas fáciles, con certezas que no admiten matices. Nos dice que la historia se divide en buenos y malos, que los problemas tienen soluciones obvias, que la vida cabe en una consigna. Es cómodo, sí. Pero el mundo no es cómodo. Es complejo, caótico, contradictorio.

Pensar exige valentía. Obliga a aceptar la incertidumbre, a convivir con la duda, a reconocer que muchas preguntas no tienen respuestas únicas. A veces nos deja sin terreno firme, sin convicciones absolutas. Pero también nos hace libres. Porque solo quien se atreve a cuestionar lo establecido puede imaginar lo nuevo, reconstruir lo roto, ver lo invisible.

El arte, la ciencia, la filosofía… Todo lo que ha elevado el espíritu humano ha sido producto de pensamientos incómodos. De la resistencia al simplismo, de la lucha contra la pereza mental, de la necesidad de ir más allá́ de lo obvio. Vivimos tiempos en los que el simplismo reina. Nos ofrecen recetas para todo: felicidad, éxito, verdad. Nos dicen qué pensar, en qué creer, a quién admirar y a quién despreciar. Pero la verdadera inteligencia – que no es artificial – no acepta recetas. Se pregunta, yerra, busca, se reinventa.

Pensar de modo profundo es un acto de resistencia. En un mundo saturado de fórmulas prefabricadas, reflexionar es un desafío. Pero es en la complejidad donde surge la verdadera comprensión, donde nacen las ideas que transforman, donde la mente abandona la comodidad del dogma y se atreve a explorar lo desconocido. Pensar no es acumular datos, es construir significado, y eso ocurre cuando rechazamos las respuestas fáciles y nos aventuramos en el territorio de la duda.

El simplismo es un espejismo. Nos da la ilusión de saber, cuando apenas hemos rozado la superficie de la comprensión. Hora de romperlo, de pensar no para confirmar lo que ya creemos, sino para descubrir lo que aún no imaginamos.

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Soledad Morillo Belloso
Escritora, novelista, cuentista, ensayista, periodista, articulista.
soledadmorillobelloso@gmail.com
@solmorillob

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