Mono negro, 1936
Hay un tipo de mono originario del Zaire al que llaman Bonobo. Pues bien, Bonobo no significa nada en el Zaire. Parece que el progenitor del mono de Bonobo fue un error tipográfico. La jaula con la que enviaron al mono a Europa debía decir Bolobo como ciudad de origen, pero alguien escribió Bonobo y así se le quedó pegado el nombre al mono y a sus descendientes.
No es tan raro. Desde Montevideo llevo el apellido Peretz, por mi padre. Resulta que, en español, Peretz suena muy parecido a Pérez, un apellido mucho más probable por allá. Pues en Montevideo me hastié de corregir a la gente que entendía Pérez cuando yo decía Peretz, hasta que decidí irme a Brasil. Ahí Peretz sigue siendo un trabalenguas, pero no suena parecido a nada, así que a lo sumo la gente me pedía que repitiese cuando les decía mi apellido.
Todo iba bien hasta que fui a una recepción en casa de una pareja mayor en Rio de Janeiro. Los anfitriones ancianos recibían a la entrada y al oír mi apellido el señor preguntó, ¿Pérez? Le corregí, pero él parecía tener un problema de audición así que a la tercera vez que dijo Pérez, yo le dije que sí porque me dio la impresión de que podría pasarme el resto de la noche en eso.
Comí y bebí de lo mejor y al despedirme del anfitrión éste me preguntó si al entrar yo podría haberle dicho que mi apellido era Peretz. Sí señor, le dije también esta vez, a lo que me preguntó por mi primer nombre. Al decirle Augusto, me abrazó. Resulta que había sido muy amigo de mi abuelo, de mismo nombre en Montevideo. Me invitó hasta su escritorio donde me mostró fotos de él con mis abuelos. ¡Una de ellas era igual a la que yo tenía en mi álbum de familia, sin saber quién sería este señor que ahora acababa de conocer en Río de Janeiro!
Lo que es la vida. ¡A pesar de tantas vueltas, me salvé de nacer en Zaire y que me llamasen Bonobo Pérez!
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