Aquello corrió como la pólvora: Rosa Montero venía a Caracas en gira por la presentación de su libro “La hija del caníbal”. Ella tan importante y nosotros tan lejos.
Pero el que no la arriesga ciertamente no la gana: le ofrecimos la portada del cuaderno de cultura, entrevista en exclusiva, llamado en primera y una merienda con sus “colegas”.
… y dijo que sí!!
Gran revoloteo, tiene que quedarnos de lujo, los que no se hayan leído nada de ella, mejor se lo leen para no dar la nota discordante.
¡¡Rosa Montero viene!!
Contrario a la fantasía de nuestras cabezas, llegó una mujer joven, muy simpática, dicharachera como buena madrileña, que sin más nos iba contando y dejando que le contáramos, así de fácil. Fue un día de esos de los que uno nunca se olvida.
Más de veinte años después, me entero de que va a lanzar un nuevo libro, y que va a firmar autógrafos en Madrid. Yo ya estoy más cerca, en Oporto, y, como quien no la arriesga no tiene chance de ganarla, le mando una carta con mi amiga Linda D’Ambrosio: “no sé si te acuerdas de mí, ahora vivo en Portugal, soy la editora de Atril.press y te quisiera pedir que colaboraras con nosotros”, poco más o menos que si quieres nos vamos juntas a la Luna.
Pasaron dos meses y sin más me llegó un correo que simplemente decía Rosa Montero. Lo abrí y encontré con la crónica infanto juvenil que hoy publicamos.
La señora que ahora es Premio Nacional de las Letras, que le ha dado mil vueltas al mundo y ha sido traducida a no sé cuántos idiomas, que se tutea con gente como Vargas Llosa, pues esa misma señora hoy nos trae su aporte al grupo de la gente que cuenta. No me lo termino de creer….
¡Gracias, Rosa!