Gente que Cuenta

Guardián ancestral,
por Jeraige Reinoso

Tamarindus indica Atril press
Tamarindus indica
Fuente: https://www.meisterdrucke.ie/

En los campos cálidos de Centroamérica y el Caribe, se alza un árbol sabio y generoso: el tamarindo (Tamarindus indica), de copa amplia y raíces profundas, como si abrazara la tierra con gratitud. De origen africano, viajó en tiempos antiguos a nuestras tierras, y aquí floreció, adoptando un nuevo hogar y sembrando leyendas.

Se dice que un anciano curandero, antes de morir, escondió su conocimiento en el corazón de un tamarindo. Desde entonces, quien se sienta bajo su sombra puede escuchar, si guarda silencio, los susurros del viento que trae consigo antiguas recetas y verdades olvidadas. Algunos abuelos aún aseguran que su sombra cura tristezas y que su flor, delicada y efímera, es una promesa de bienestar. Su flor amarilla con vetas rojizas es símbolo de transformación: belleza que emerge del contraste, como la vida misma. El tamarindo es un alimento y una medicina: es un puente entre la ciencia y la sabiduría ancestral.

El fruto del tamarindo, con su cáscara quebradiza y pulpa ácida y dulce, es una medicina natural. En psiconeuroinmunología lo reconocemos por su acción antiinflamatoria y su capacidad para modular la microbiota intestinal, clave en la salud mental y emocional. Rico en polifenoles, magnesio y ácidos orgánicos, promueve la digestión, favorece la desintoxicación hepática y reduce el estrés oxidativo, apoyando la conexión entre intestino, cerebro e inmunidad.

Una forma sencilla de aprovechar sus bondades es preparando una infusión de hojas tiernas y flores de tamarindo. Basta con hervir una cucharada de hojas frescas y unas flores en una taza de agua durante cinco minutos, dejar reposar, colar y beber tibia. Esta bebida, tomada por la noche, ayuda a relajar el sistema nervioso, favorece el sueño reparador y apoya los procesos de desintoxicación hepática. También puede usarse en compresas tibias sobre el abdomen para aliviar cólicos o tensiones emocionales viscerales, tan comunes en los desequilibrios del eje intestino-cerebro. Así, el tamarindo no solo nutre el cuerpo, sino que acompaña en la restauración del equilibrio emocional y energético.

La salud es más que solo ausencia de enfermedad, es armonía viva.

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Jeraige Reinoso Lazo es Médico Cirujano de la UC, Diplomada en Psiconeuroinmunología y Medicina Antienvejecimiento de la ULA, Directora de Home Doctor Plus con programa de atención online y Directora del programa envivo Cápsula Nutritivas. Mamá de dos, apasionada de la familia, del cuidado de la vida y la conexión del todo.
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