Hijo único varón, por Getulio Bastardo

Les he comentado en las dos entregas anteriores acerca de la sobre protección y de la sobre exigencia como perjudiciales para el desarrollo armónico de los niños. Ahora les comento la circunstancia de ser un único hijo varón de madre soltera, donde se dan los dos presupuestos anteriores.

Las madres solteras crían a su único hijo generalmente en compañía de las abuelas, lo que implica una dosis adicional de protección con las consecuencias que ya hemos comentado. Estos muchachos además de la sobre protección que los convierte en adultos inseguros y con merma en sus capacidades biológicas y psicológicas, cargan además con las exigencias manipulativas de la madre, quien pretende que el hijo funcione o se comporte como el marido que se fue o que nunca estuvo.

Estas madres llaman constantemente la atención del hijo, de cualquier manera; con exigencias económicas, de cuidado, de protección, de afecto excesivo, y para ello recurren al recurso que siempre tienen a la mano, la manipulación por la culpa, (“¿Por qué́ me haces esto? Recuerda que soy tu madre y me he sacrificado por ti”). O se enferman.
La “madre soltera del hijo único” pretende tener siempre al hijo bajo su tutela y dirección para hacer de él lo que ella quiera.
Criado de esa manera el individuo no logra una realización plena como adulto; quizás alguno lo logre en el ámbito profesional porque la señora se esforzó e hizo que él también se esforzara para obtenerlo, pero en un plano más personal no logra un desarrollo pleno; tiene fuertes conflictos de pareja y de socialización con las mujeres.

En cada mujer ve una réplica de su madre y la pareja no funciona porque nadie es feliz acostándose con su “madre” o con su padre. Esto es válido para los dos sexos.
Conozco una madre cuya ilusión o más que ilusión, fantasía, era que el hijo después de graduado la llevara a pasear por el mundo. Claro, ella no pensaba en la necesidad del individuo como hombre, de tener una pareja o de formar una familia. Eso no pasa por su mente.
Por supuesto la catástrofe se desencadena cuando el individuo se hace hombre y decide enamorarse y casarse, independizarse. Allí surge el gran conflicto y las grandes enfermedades de la madre.

Esto no es una verdad absoluta, sé de madres solteras que han criado a su único hijo con la finalidad de que se desarrollen plenamente, logren una realización profesional y de pareja o familia exitosa, sabiendo que su misión era hacer un hombre libre. Son las menos.

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