Kyrie y el antisemitismo, por Victorino Muñoz

Kyrie eleison podría traducirse como «Señor, ten piedad». A pesar de tener este nombre, relacionado con la liturgia católica, el jugador de baloncesto Kyrie Irving, actualmente en la planilla de los Nets de Brooklyn, se ha afiliado a la religión musulmana. Y recientemente ha estado en la mal llamada palestra de la opinión pública por su supuesto antisemitismo.

Aunque, en realidad, lo que sucedió no fue que el jugador dio una declaración abiertamente antisemita, sino que publicó un enlace de una película, basada en un libro (Hebrews to Negroes: Wake Up Black America, 2015), en la cual se exponen afirmaciones que se consideran de este talante.

De inmediato se generó una reacción de parte de las autoridades de la liga (NBA), cuyo presidente es judío, así como de distintos jugadores. El resultado: Kyrie fue suspendido por varios juegos, también multado y obligado a asistir a programas de formación para sensibilizarlo con respecto al asunto.

El jugador dio muestras de arrepentimiento en sus redes sociales, asegurando que no está de acuerdo con la etiqueta de antisemita y que la misma no refleja la realidad. Es oportuno aclarar que ya anteriormente él estuvo en el centro de la polémica, por negarse a vacunar contra el COVID-19.

Luego, una vez se reincorporó a la competencia, Nike, su principal patrocinante, le retiró el apoyo. El mismo día el jugador apareció con un calzado, en el que claramente se notaba que se había arrancado el logo de dicha marca, y en su lugar se leía: I´m free.

Jayson Tatum, de los Celtics de Boston, acudió en defensa del acusado, aduciendo que Nike no era precisamente un ejemplo de moralidad, ya que esta empresa es también señalada por supuestas prácticas explotadoras.

A todas estas, yo me pregunto: ¿se puede suspender a alguien del trabajo por dar declaraciones de este tipo? Una liga deportiva, ¿es dueña de la opinión de los jugadores y puede castigar a quien piense distinto? ¿No es esta una forma de inquisición?

Yo no soy antisemita, ni promuevo estas doctrinas; tampoco tengo nada en contra de alguna religión o creencia de cualquier tipo; y aunque a diario me consigo con personas que emiten juicios equivocados, hasta los momentos no he tomado represalias por ello.

Claro, que no estoy investido de poder para castigar a alguien, como sí hacen las grandes corporaciones e industrias ligadas al deporte, que al parecer pueden decidir sobre los asuntos de este mundo y hasta sobre las cuestiones de la fe y del alma.

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