Gente que Cuenta

La ciudad de mil nombres, por Lenny Ruiz

En la antigüedad le decían La segunda Roma, alguna vez Bizancio y luego Constantinopla. Pero al final la ciudad más poblada de Europa terminó llamándose Estambul.

 Así como tantos nombres tuvo, así es su cultura. Dos mil años de historia están en cada esquina, y eso hace que sea una ciudad por la que sin duda deberías deambular. Los primeros días hice lo de siempre en una ciudad nueva, caminar dejando algunas “migajas de pan” en forma de señales, avisos de tiendas y cualquier otra cosa que me orientara a la hora de volver. No tenía internet en mi celular así que caminé tratando de mantener la orientación de vuelta al hotel por el barrio de Sirkeci en el distrito de Fatih, donde se encuentran algunas de las mezquitas y palacios más famosos y grandes de la ciudad, y donde pueden ver una gran cantidad de turistas de todas las nacionalidades caminando. Las mezquitas más conocidas son la de Suleyman, Santa Sofía, Eyup, Azul y la mezquita Nueva, pero hay una infinidad de pequeños espacios para el culto preciosos, sin tanta pomposidad pero donde se respira paz y tranquilidad.

El símbolo de Estambul es la llamada a la oración; se produce cinco veces al día y estés donde estés siempre oyes esa “música” desde algunos de los minaretes en las mezquitas, recordando que hay que cumplir con Allah.

El tráfico en Estambul es horrible, no querrás estar atascado en una hora pico en algunas de sus calles céntricas, lo más recomendable es usar el transporte público que es muy bueno y abundante, el Metro y los tranvías se mueven muy bien y te llevan prácticamente adonde necesites, inclusive puedes usar el sistema de botes que te llevan a casi cualquier lugar en las costas del Bósforo, existe una tarjeta de pago para el transporte que puedes comprar por unas 20 liras turcas y que te sirve para todo el primer mes sin límite.

Con cámara en mano mi primera impresión fue ver a los propios habitantes en sus ropas tradicionales, las mujeres cubiertas. La arquitectura, el Bósforo, los botes, en fin la riqueza de la vida en la calle y sus grandes y bruscos contrastes llamaron mi atención de inmediato.

La mejor forma de entender a Estambul es visitándola o al menos viendo fotografías de la ciudad, traté de recoger con la cámara algo que pudiera luego decirme sobre lo que estaba frente a mí cuando ya estuviera lejos de allí, su riqueza, cultura, religión y cualquier otra cosa, creo que fue en vano, si la visitas de seguro te maravilles al ver tanta belleza a tu alrededor.

“La vida no puede ser tan mala – pienso a veces -. Cuando, al menos, uno siempre puede ir a darse un paseo por el Bósforo.”

Orhan Pamuk.

 
Lenny Ruiz crédito Sergio Rao Atril press
Lenny Ruiz. Foto Sergio Rao

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