El aviso llamó mi atención: “Me and Miss. Smith – conversatorio sobre los poemas de Maggie Smith”. Nunca lo hubiera imaginado, pero Manolo, rápidamente me sacó de mi error. Se trataba de dos personas: la doblemente oscarizada y recién fallecida actriz inglesa de películas y series como Downton Abbey o Harry Potter y una poetisa americana de lenguaje accesible y emotivo que permitía a cualquier lector adentrarse en las profundidades de la vida.
Manolo leyó la convocatoria al evento y con irrefutable gesto de autoridad dijo: “¡Vamos a ir!”. Algo muy extraño en él, que es hiperalérgico a los encuentros intelectuales.
Éramos apenas treinta personas frente a tres “expertos” dispuestos a ventilar la importancia de la obra de Maggie Smith (Ohio, 1977) famosa por poemarios como: Good Bones o Keep moving. Cada uno de los expertos se empeñaba en hacer que su aporte resaltara sobre los otros: si uno hablaba del lenguaje, otro lo hacía sobre el contacto con lo simple y el tercero contraatacaba con la forma en que Miss Smith acercó la poesía al “hombre de a pie”.
Manolo disimuló un bostezo. Yo me empeñé en prestar atención.
Hasta recuerdo un texto: ”En la quietud encontramos la respuesta; en la pausa, hallamos la fuerza”. Pero pronto me pareció que siendo supuestamente simple y clara la obra de Miss Smith, los expertos la enredaban y oscurecían. Hasta que llegó el turno de las preguntas y una mujer tímidamente dijo:
─ ¿Y no vamos a hablar de las películas?
Manolo se despertó como un gato que acaba de escuchar al ratón. No era para menos. La señora enfrentó la ofensiva de irónicas miradas de los expertos y de algunos participantes que veladamente la hicieron sentir ridícula al confundir a las dos Smith y le advirtieron, con muy mala intención, que el Tom Hardy actor tampoco era Thomas Hardy el autor de “Tess”… ja… ja… ja
A la salida, Manolo buscó a la alicaída mujer, la invitó a un café y hablaron un largo rato de las películas de la Smith actriz que tanto habían disfrutado.
─ No permita que los que saben, pero no entienden, le roben el placer de las películas o de leer esto ─ Le dijo mientras le entregaba un libro de la Smith poeta.
La mujer se despidió sonriente y agradecida. Le pregunté a Manolo cómo sabía lo que iba a pasar.
─ Cuando alguien quiere demostrar cuánto sabe, algo pasa. Eso abunda en los conversatorios.
Y siguió caminando.