Durante el comienzo de la Segunda guerra mundial, Inglaterra padeció terriblemente con los bombardeos alemanes. En las ciudades alemanas, no fue diferente. Lo angustiante de todas estas acciones son las pérdidas de vidas humanas, civiles inocentes de todas las edades, que no tienen nada que ver con el desenrollar ni con los métodos de la contienda. Pero como suelo contar, esos momentos trágicos también guardan sus curiosidades.
Cuando Alemania inició los bombardeos en Inglaterra, el gobierno británico adoptó medidas extremas para salvaguardar la populación civil. Una de esas medidas fue utilizar el metro (“The tube”) de Londres como refugio antiaéreo, cuando previamente sirenas anunciaban por todas las ciudades cuando se avistaban las incursiones de aviones enemigos. Cuando los ataques eran nocturnos, el apagón total y absoluto fue otra de las medidas de protección que se aplicaba. La oscuridad generalizada impedía la visualización de los blancos elegidos por los pilotos de los bombarderos. No obstante, esta iniciativa afectaba de forma indirecta a los conductores que manejaban vehículos sin luces encendidas durante la noche, ya sean bomberos, ambulancias, policías, militares y civiles … derivando en atropellamientos de personas! Se calcula que esos apagones provocaron más de 600 bajas por mes entre fallecidos, heridos graves y menos graves, solamente en esos percances.
El medio rural no era ajeno tampoco a estas medidas extremas del gobierno británico ya que los bombardeos también se sucedían aunque con menos intensidad que en las ciudades. Y atropellamientos también ocurrían … de animales !! Había un flujo constante de civiles trasladando se al interior del país para escapar de la contingencia cosmopolita. La solución encontrada por los productores de ganado fue pintar sus vacas con franjas blancas, para ser más visibles durante la noche y así evitar accidentes en granjas, carreteras y caminos rurales con los nobles animales, sostén de sus familias.
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