Gente que Cuenta

Leche inmaterna,
por Carmen Concha-Nolte

Fontainebleau School 16th Century Atril press
Escuela de Fontainebleau (S. XVI)
Gabrielle d’Estrees (1573-99) y su hermana, la duquesa de Villars

Como sabemos, antiguamente las madres tenían que amamantar al crío sí o sí. El mandato iba directo a ellas, mejor dicho, a sus pezones. A propósito de este mandato, recuerdo que un día me contaron algo escalofriante: una madre sufrió un golpe emocional con secuelas amplias y la leche de sus pechos padeció como sequía de campo…

Esta madre paralizada en sus faenas de proveedora, y muy preocupada por el hambre de su pequeño, no tuvo más alternativa que echarle el ojo a la leche de su criada quien ebria de risa amamantaba al propio. El médico al revisarla la encontró, más que apta, dispuesta a alimentar al bebé de su señora.

El acuerdo salió de maravilla, excepto, claro está, unos lloriqueos sobresaltados y la abundancia de gases en el pequeño que tomaba leche inmaterna de unos pechos hondos como ajenos.

Como era de esperar, ambas madres se emparentaron: una por la suspensión lechosa y la otra por suplantarla en el amamanto diario.

En su mayoría de edad, el joven de casa amamantado en situación inmaterna comenzó a desear el aguardiente y otros brebajes. Estas apetencias extrañaron a todos. Si bien el calor llevaba a los jóvenes a beber refrescos, no los conducía a consumir bebidas alcohólicas.

Sin sustento médico, los pobladores no tardaron en atribuir los vicios del joven a la mujer que lo amamantó. Es más, la sabiduría popular predominó y los comentarios traspasaron los muros de la ciudad.

Un buen día, arribó un amigo viejuno de la criada. El susodicho llegó con voz torrencial a propalar el amorío entrambos, un amorío, por lo que dijo, burbujeante como los vasos de ron ardiente que se prodigaron más de un verano, y quizá tan ardientes como la pasión que demarcó los pechos hondos, pechos que surtieron leche propia y leche inmaterna.

Con estos entredichos a destiempo, vaya usted a saber si el viejuno contó una pizca de verdad o si solo echó a andar su destilería canallesca.

Carmen Concha Nolte Atril press
Carmen Concha-Nolte es lingüista peruana, con estudios de maestría en Literatura. Estudió microficción en la Escuela de Escritores, Madrid. Sus textos se difunden en varias revistas. Ha sido incluida en dieciséis antologías. Ganó el Premio Péndola Dorada 2022. Vive en Washington. Charoparra16@hotmail.com
https://www.facebook.com/charito.concha

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